Otro triste "logro" de la llamada Robo-ilusión. Las imágenes que circulan muestran el lamentable estado en el que ha quedado el almacén de agroquímicos del municipio "Ciro Redondo", en la provincia de Ciego de Ávila. Este almacén, que formaba parte de la empresa AZUMAT del Ministerio del Azúcar, ha sido abandonado a su suerte, dejando tras de sí un rastro de deterioro, saqueo y desidia institucional.
Entre los restos del lugar se encontraban cajas con ropa de trabajo, calzado y otros insumos, que fueron saqueados en poco tiempo. Sin vigilancia ni control, el abandono se convirtió rápidamente en botín. Pero lo más grave no ha sido la acción de oportunistas comunes, sino la participación directa de autoridades locales, policías y otros funcionarios en el desmantelamiento del sitio.
Testigos afirman que camiones estatales, con dirigentes al volante o supervisando, han transportado desde las tejas de fibrocemento del techo hasta las vigas de madera que las sostenían. Todo ha sido desmontado pieza por pieza, como si de un botín legal se tratara.
Mientras tanto, las autoridades del municipio han optado por mirar hacia otro lado, como si nada ocurriera. Se apela constantemente al embargo como causa de todos los males del país, se culpa al "bloqueo" de cada falla estructural o falta de recursos.
Pero estos hechos revelan una verdad incómoda: gran parte de la destrucción viene desde adentro, impulsada por el saqueo institucionalizado, la corrupción y el desinterés por el bienestar común.
Cual Cronos que devoró a sus hijos, la Robo-ilusión —ese espejismo de desarrollo, justicia y equidad— no solo ha fallado, sino que se está devorando a sí misma. La narrativa oficial no alcanza para encubrir la realidad palpable de un país que se desmorona, no por falta de recursos externos, sino por el colapso moral y funcional de su propio sistema.
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