Este 1 de mayo, mientras en Cuba se desplegaban desfiles oficiales marcados por la propaganda del régimen y la vigilancia policial a opositores, el cantante cubano Yotuel Romero tocó las fibras más profundas del alma nacional con un mensaje que trasciende lo personal para convertirse en símbolo.
“Ya van 72, mami, con el favorcito de Dios y de todos tus santicos”, escribió el artista en su perfil de Facebook, acompañado de una foto tierna y alegre junto a su madre. Pero más allá del festejo íntimo, las palabras de Yotuel retumban con un significado mayor: “Vamos a volver, mami. Vamos a regresar juntos a ese país que soñamos. Porque tú eres mi patria y mi vida”.
Yotuel no es un artista más. Es coautor de Patria y Vida, el himno de la esperanza para millones de cubanos que claman por libertad, justicia y dignidad.
La canción —premiada internacionalmente y censurada en la isla— rompió con décadas de consignas vacías, desplazando el gastado lema oficialista de “Patria o Muerte” con una afirmación de vida y de futuro. Por eso, para el régimen cubano, Yotuel es un símbolo incómodo; para el pueblo, es una voz valiente, un hijo que no ha olvidado sus raíces.
En su mensaje, el artista no habla de política de manera directa, pero cada frase está cargada de sentido: “Gracias por darme la vida y por enseñarme a vivirla con decencia, con coraje y con verdad. Todo lo que soy, lo soy por ti”.
Esa madre que cumple 72 años hoy no es solo su madre biológica: en el corazón de muchos, representa también a la Cuba que resiste, la que sueña, la que no se rinde.
Yotuel recuerda una frase que su madre le repetía desde niño: “Haz el bien y no mires a quién”. Con esa brújula moral, ha construido su carrera y su activismo. Su mensaje es una declaración de amor, pero también de identidad y de resistencia.
Mientras tantos cubanos dentro de la isla sobreviven entre apagones, escasez y represión, la publicación de Yotuel ha sido compartida y celebrada por miles como un bálsamo. Porque no habla desde el odio ni el resentimiento, sino desde el amor: el amor a su madre, y a su país.
Hoy, más que nunca, su voz resuena con fuerza: tú eres mi patria y mi vida. Un grito de amor que también es un compromiso.
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