El gobierno de Estados Unidos condenó enérgicamente este martes la detención de los reconocidos opositores cubanos José Daniel Ferrer y Félix Navarro, así como los abusos cometidos contra sus familiares, y exigió al régimen de La Habana la liberación inmediata de todos los presos políticos.
Durante una conferencia de prensa, la vocera del Departamento de Estado, Tammy Bruce, calificó como “brutal e injusta” la actuación de las autoridades cubanas. “Nos solidarizamos con Ferrer, con su esposa, con su hijo, y con Navarro, así como con los cientos de activistas prodemocracia que siguen siendo reprimidos por defender sus derechos”, declaró.
Ambos líderes opositores habían sido amenazados con anterioridad por las autoridades cubanas con un posible regreso a prisión, algo que finalmente ocurrió este martes. Paralelamente, el Tribunal Supremo de Cuba anunció oficialmente la revocación de sus medidas de libertad condicional.
Según medios internacionales con presencia en la isla, el régimen justifica la medida acusando a Ferrer y Navarro de violar los términos de su libertad al realizar publicaciones críticas en redes sociales y mantener relaciones con diplomáticos estadounidenses. Una fuente oficial citada por Reuters afirmó que ambos “incitan al desorden y al irrespeto a las autoridades” y que tienen vínculos públicos con el embajador estadounidense Mike Hammer.
En respuesta, un portavoz del Departamento de Estado estadounidense declaró al medio Martí Noticias que “el embajador Hammer y nuestra misión en La Habana actúan con total transparencia y representan fielmente la política de defensa de la democracia del presidente Trump”. Añadió que EE.UU. continuará reuniéndose con “cubanos valientes que luchan por la libertad”.
“El pueblo cubano no ha sido puesto en contra de su gobierno por Estados Unidos, sino por la corrupción y el fracaso de sus propios dirigentes”, añadió el funcionario.
Las reacciones en el Congreso estadounidense no se hicieron esperar. La congresista de origen cubano María Elvira Salazar calificó la detención de Ferrer como un “nuevo secuestro” por parte del “régimen criminal” y denunció en redes sociales que “solo los cobardes temen a quienes luchan en paz”.
Por su parte, el también congresista Mario Díaz-Balart exigió la liberación de Ferrer, su familia y todos los opositores arrestados. “Se encuentran incomunicados y sus pertenencias han sido confiscadas. El régimen está en crisis, y sus crímenes no quedarán impunes”, afirmó.
La detención de ambos disidentes, junto con el hostigamiento a sus familias, vuelve a colocar el foco internacional sobre las sistemáticas violaciones de derechos humanos en Cuba. Estados Unidos reiteró su compromiso con los activistas pacíficos y reafirmó su postura de no permanecer en silencio ante la represión política en la isla.
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