Una desgarradora tragedia enluta a la comunidad de Santiago de Cuba. Una adolescente de apenas 15 años, cariñosamente conocida como "Rosita", falleció este viernes en las aguas de la presa Shalons.
Su muerte, producto de un ahogamiento, ha causado una profunda consternación entre familiares, amigos y vecinos que aún no encuentran consuelo ni explicación para una pérdida tan prematura. Rosita era querida, alegre, respetuosa y muy activa en su entorno; su ausencia deja un vacío que será difícil de llenar.
“La noticia corrió como un rayo por toda la comunidad, dejando un silencio doloroso en las calles donde Rosita solía caminar con sus amigas. El dolor es inmenso, y la impotencia mayor cuando se trata de una vida tan joven que pudo haberse salvado con más prevención y vigilancia" opinó un vecino.
Este hecho vuelve a encender una alarma que, lamentablemente, se apaga con demasiada frecuencia: la necesidad urgente y permanente de extremar el cuidado con nuestros niños y adolescentes en entornos acuáticos.
Las presas, ríos, playas y piscinas representan un riesgo constante si no hay supervisión adecuada, educación sobre seguridad en el agua y normas claras sobre quién puede acceder a estos lugares, en qué condiciones y bajo qué vigilancia.
Las estadísticas demuestran que los ahogamientos son una de las principales causas de muerte accidental en niños y jóvenes, especialmente en contextos donde la infraestructura de seguridad es limitada o inexistente. En muchos casos, estos accidentes son evitables. Basta un segundo de descuido, una falsa sensación de confianza o una decisión impulsiva para que una tarde de recreo se transforme en una pesadilla irreversible.
“Esta tragedia nos obliga a reflexionar con urgencia: ¿estamos haciendo lo suficiente para proteger a nuestros niños? ¿Tenemos normas claras? ¿Educamos sobre los riesgos del agua? ¿Hay personas responsables vigilando en sitios de baño frecuentados por menores? Rosita no debió morir. Y como sociedad, no debemos permitir que su partida sea en vano.”
Hoy, la comunidad llora. Hoy, una familia enfrenta el desgarrador vacío de una hija que no volverá. Pero mañana debemos hacer todo lo posible para que ninguna otra familia tenga que vivir este dolor. Cuidar la vida de los más jóvenes no puede ser una opción, tiene que ser una responsabilidad permanente, colectiva y consciente.
Fuente: Publicación de Chisme con flow noticias
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