Hace 42 años, el Caribe se convirtió en escenario de un enfrentamiento sin precedentes: ¡la invasión de Granada! El 25 de octubre de 1983, Estados Unidos lanzó la Operación ‘Furia Urgente’, una ofensiva militar relámpago que acabó con el gobierno revolucionario de Maurice Bishop y puso a Cuba frente a su única confrontación directa con tropas estadounidenses.
Granada, un país independiente desde 1974, vivió su propio drama político. Tras la caída del populista Eric Gairy, Maurice Bishop tomó el poder en 1979 y alineó su gobierno con Cuba y la Unión Soviética.
La isla caribeña se convirtió en un aliado estratégico para La Habana: médicos, ingenieros, asesores militares y armas llegaron desde Cuba, incluyendo la construcción del aeropuerto internacional de Point Salines, que Washington consideraba una amenaza militar.
Todo cambió cuando las tensiones internas provocaron el derrocamiento y la ejecución de Bishop y sus ministros en octubre de 1983. La situación política, junto con la presencia de cientos de cubanos en esa Isla, dio a Ronald Reagan el pretexto perfecto para intervenir. Más de 7,000 soldados estadounidenses desembarcaron en Granada con apoyo de fuerzas caribeñas aliadas y derrotaron rápidamente al ejército local.
En medio del caos, más de 700 cubanos, entre técnicos y militares, resistieron como pudieron. Fidel Castro reaccionó con furia desde La Habana y emitió una orden histórica: “¡Resistir hasta el último hombre, sin rendirse, sin retroceder!”. La resistencia fue breve y desigual: 25 cubanos murieron, más de 50 resultaron heridos y alrededor de 600 fueron capturados.
El coronel Pedro Tortoló Comas, al frente de la defensa, ordenó rendirse para salvar vidas, solo para ser acusado de traición al regresar a Cuba.
Mientras el mundo conocía la magnitud de la operación, en Cuba se impuso la narrativa propagandística: los medios oficiales hablaban de heroísmo, sacrificio y victorias imaginarias. Familias enteras fueron obligadas a aceptar versiones oficiales y las Fuerzas Armadas Revolucionarias vivieron una de sus mayores humillaciones históricas.
Cuarenta y dos años después, la historia sigue resonando. La invasión de Granada marcó no solo un episodio único de confrontación Cuba-EE. UU., sino también el principio del fin del sueño cubano de exportar su revolución al Caribe.
Hoy, con los destructores estadounidenses patrullando frente a Venezuela y tensiones políticas similares en la región, aquel conflicto parece repetirse: Cuba sigue siendo un actor clave en el tablero del Caribe y la historia vuelve a recordar que las grandes potencias siempre chocan donde menos se espera.
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