Con información de OnCubaNews
La reparación del bloque 4 de la termoeléctrica de Cienfuegos, que se averió hace pocos días mientras estaba en proceso de arranque, se extendió más de lo esperado y, según reconocieron las autoridades, no será una solución rápida.
Durante la reciente sesión de la Asamblea Nacional, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, confirmó que el trabajo “demandará un tiempo considerable”. En su intervención, explicó que, después de un primer arranque que había salido bien y tras realizar mediciones, un segundo intento terminó en una falla “de gran magnitud”, lo que obligó a abrir una nueva intervención en la unidad, de acuerdo con lo reseñado por Cubadebate.
El ministro aseguró que “se conoce la causa” del problema y que “se cuenta con los recursos, piezas y capacidades para la reparación”. Sin embargo, evitó precisar plazos y volvió a insistir en que “este proceso demandará un tiempo considerable”, sin aclarar cuánto permanecería desconectada la planta.
Con ese escenario, la expectativa de una reincorporación cercana quedó debilitada. El propio contexto descrito apuntó a que el regreso del bloque difícilmente ocurriría pronto, lo que representó otro contratiempo para un sistema eléctrico que contaba con esa unidad para aliviar la capacidad de generación.
La avería tuvo un peso adicional por el historial reciente del bloque: había estado más de un año fuera del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) debido a un mantenimiento prolongado, que —según se recordaba— fue pospuesto en más de una ocasión. Cuando parecía que el retorno era inminente, la nueva rotura volvió a sembrar incertidumbre y echó por tierra el esfuerzo acumulado.
En paralelo, el parte del sistema mostraba un panorama apretado: Cienfuegos 4 figuraba entre seis unidades térmicas sin funcionar por averías o mantenimientos, incluso después de que Renté 3 lograra sincronizarse en la tarde del día anterior.
Para esa jornada, la Unión Eléctrica (UNE) había previsto la sincronización de Santa Cruz 3, que ya iniciaba su proceso de arranque tras pasar por mantenimiento. Aun así, el pronóstico no daba margen para pensar en un alivio real: incluso con incorporaciones parciales, los apagones apenas se moverían.
El golpe principal volvía a estar en el combustible y los insumos: la falta de combustible y lubricantes recortaba más de 1.000 MW, con afectaciones extendidas a más de 90 centrales de generación distribuida y a la Central Fuel de Moa, sin que se esperara la entrada de esas plantas durante el día. A eso se sumaban limitaciones térmicas que ascendían a 546 MW.
En términos de impacto, tras un pico de 2.013 MW de afectación el sábado, al amanecer ya se reportaban 950 MW, con una subida prevista a 1.250 MW al mediodía. Para la noche, la cifra estimada volvía a escalar hasta 1.980 MW, con el riesgo de crecer todavía más si Santa Cruz 3 no entraba, si ocurría otra avería o si la demanda superaba los 3.450 MW pronosticados por la UNE.
En resumen, el retraso del bloque Cienfuegos 4 dejó al SEN con menos margen operativo justo cuando la combinación de averías, mantenimientos y falta de combustible seguía empujando el déficit y manteniendo los cortes como parte del escenario diario.
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