La cultura cubana vuelve a vestirse de luto tras conocerse la muerte del maestro Andrés Gutiérrez, una de las figuras más respetadas del espectáculo, la danza y la dirección artística en la Isla.
Su fallecimiento ocurrió este 20 de diciembre en Matanzas, ciudad donde residía, a causa de complicaciones cardiovasculares, según confirmó el artista y amigo cercano Raúl de la Rosa. La noticia ha generado un profundo impacto en el gremio artístico, donde Gutiérrez era considerado una figura irrepetible.
Bailarín de sólida formación técnica, coreógrafo exigente y creador incansable, Andrés Gutiérrez se ganó un espacio indiscutible en la historia del espectáculo cubano. Su visión, su obsesión por la perfección y su profunda comprensión de la escena lo convirtieron en un maestro admirado por varias generaciones de artistas. Muchos coinciden en que su disciplina, su prioridad por la técnica y su compromiso absoluto con la calidad marcaron un antes y un después en la concepción de los montajes escénicos en Cuba.
Las redes sociales se han inundado de mensajes cargados de tristeza y agradecimiento. “Se fue un Grande de los espectáculos musicales, una persona muy agradable, sabia e inteligente. Su pérdida es irremplazable”, expresó Rigoberto Saborit Lorente.
Gloria Meléndez recordó no solo su talento, sino también el rigor con el que trabajaba: “Su legado de esfuerzo, sacrificio, amor insaciable por el arte y la disciplina profesional nos llena de orgullo a quienes tuvimos el honor de tenerlo como maestro”.
Desde el gremio circense también llegaron muestras de dolor. La artista Malú Bacallao destacó que Andrés fue un pilar fundamental en el desarrollo de espectáculos de ese sector: “El gremio circense te estará siempre agradecido por lo enseñado y por apoyar a los jóvenes artistas. Fue un privilegio conocerte y compartir alegrías y tristezas en la escena”.
Para quienes trabajaron bajo su dirección, el maestro deja una huella imborrable. Elizabeth Morales, una de sus alumnas, recordó los viajes y espectáculos realizados en países como Colombia y Panamá, donde su profesionalismo y carisma dejaron una marca especial.
Raúl de la Rosa, profundamente conmovido, envió un abrazo solidario a la viuda Amores Córdoví, a su hija Elizandra y a su nieta Thalía, destacando que con la partida de Andrés Gutiérrez se va un amigo, un maestro y un referente imprescindible: “La danza y la cultura cubana pierden una figura irrepetible”, afirmó. Hoy, su luz permanece en cada artista que formó y en cada escenario que ayudó a engrandecer.
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