La pregunta “¿Es usted feliz en Cuba?”, realizada a varios ciudadanos en la vía pública, ha generado un retrato directo y espontáneo del estado social y emocional que atraviesa la población. Las respuestas recogidas evidencian un patrón común: un marcado descontento popular y una percepción generalizada de deterioro en las condiciones de vida.
Durante las entrevistas, publicadas en el perfil de Guillermo Rodríguez Sánchez, muchos ciudadanos expresaron desánimo al describir su rutina diaria. Señalaron que la falta de alimentos, las dificultades para adquirir productos básicos y la inestabilidad económica afectan la vida familiar y personal. Varias personas mencionaron que la alimentación es uno de los principales problemas, debido a la escasez prolongada y a los precios elevados que limitan el acceso a productos esenciales.
A estos desafíos se suma la frecuencia y duración de los apagones, que continúa siendo uno de los factores que más exasperación genera entre los entrevistados. Los cortes de electricidad afectan tanto la salud emocional como la dinámica laboral y doméstica. Muchos relataron que pasan horas sin electricidad durante el día y la noche, lo que interfiere en el descanso, la conservación de alimentos y la realización de tareas cotidianas. Los apagones también han provocado un aumento del estrés y la irritabilidad, especialmente en hogares con niños, ancianos o personas enfermas. Muchos se quejan de equipos rotos que nadie se preocupa por arreglar.
Las declaraciones recogidas también reflejan tristeza y agotamiento emocional. Algunos entrevistados afirmaron sentirse impotentes ante la prolongación de la crisis y la falta de soluciones visibles. Otros describieron una sensación de desidia generalizada, tanto en lo referente al funcionamiento de los servicios como en la percepción de abandono en sus comunidades. Señalaron problemas como calles deterioradas, basureros sin recoger, falta de transporte público y deterioro de centros de salud y escuelas.
El descontento se manifiesta, además, en la idea recurrente de que las condiciones de vida han empeorado en comparación con años anteriores. Varias personas hicieron referencia a la migración de familiares y amigos, lo cual incrementa el sentimiento de soledad y pérdida dentro de los hogares. La ausencia de oportunidades laborales y la poca expectativa de mejoras a corto plazo alimentan este clima de incertidumbre.
En conjunto, las respuestas obtenidas a la pregunta “¿Es usted feliz en Cuba?” permiten observar una tendencia clara: la población enfrenta una combinación de frustración, desgaste emocional y dificultades materiales que condicionan profundamente su bienestar. La recopilación de estos testimonios ofrece una mirada directa al ánimo social en el país y al impacto que la crisis actual tiene sobre la vida cotidiana.
Fuente: Guillermo Rodríguez Sánchez
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