Foto de Martí Noticias
Lázaro Junier del Castillo, un padre cubano de 38 años, denunció públicamente la situación de vulnerabilidad que —según su testimonio— vivían sus seis hijos en el albergue temporal “Solidaridad”, ubicado en el municipio Arroyo Naranjo, en La Habana.
Del Castillo aseguró que estaba al cuidado de los seis menores, entre ellos un adolescente con discapacidad intelectual y un niño de dos años con sordera. Contó que la familia residía desde hacía siete años en el albergue situado en el kilómetro 15 y medio de la carretera de Managua, un espacio que albergaría a más de 50 niños y donde algunas familias —dijo— llevaban hasta una década esperando una solución habitacional.
El padre describió un escenario marcado por el deterioro del inmueble y por la falta de agua debido a la rotura de un motor. En ese contexto, afirmó haber buscado ayuda institucional sin resultados: “He ido al gobierno, he ido a ver al presidente del consejo y nadie me ha resuelto mi problema. Yo no conozco al jefe de sector. Aquí no ha venido nadie, aunque sea a decirme 'a ver Lázaro qué cosa fue lo que pasó".
En su denuncia, Del Castillo insistió en que temía que solo reaccionaran si ocurría una tragedia: "Cuando suceda una desgracia entonces es cuando todo el mundo va a venir”, dijo, al referirse a lo que consideraba el problema más urgente: un conflicto con la madre de los niños, Dariannis Silvera, de 37 años, tras la separación de la pareja tres meses antes.
El hombre relató episodios que calificó como amenazas y conductas violentas contra los menores. “Ella empezó a amenazar a los muchachos... fue con un cuchillo a quererlos agredir a todos ellos, bueno el más grande mío tuvo que quitarle el cuchillo”, afirmó. También señaló que, en otros momentos, ella habría cometido agresiones contra ellos.
Según su versión, en septiembre presentó una denuncia en la unidad policial de El Capri, con el número 71054, pero sostuvo que no había visto acciones concretas: “El Capri no ha tomado medidas y nadie ha hecho nada. Aquí hasta que no se muera un niño o ella mate a un niño no va a suceder nada”, expresó.
Del Castillo también dijo que esperaba la fecha de un juicio para definir la custodia legal de los menores: “Ojalá y me den la custodia... porque realmente ellos no tienen a nadie, nada más que me tienen a mí”.
En los días posteriores, la situación familiar se habría tensado aún más, luego de un episodio de crisis emocional de la madre que terminó con su traslado al hospital Julio Trigo. El padre contó que en el centro médico enfrentó carencias de insumos: “La doctora me dice 'mira, yo no tengo medicamento para darte para ella'. El medicamento había que traerlo de la casa”, relató.
Por último, Del Castillo expresó temor ante mensajes que —según él— recibió, porque le preocupaba que la mujer regresara al albergue “alterada”. Añadió que, en su criterio, ella atravesaba una crisis depresiva transitoria, mientras insistía en que necesitaba protección y respuestas institucionales para garantizar la seguridad de sus hijos.
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