Tras el paso del Huracán Melissa, que dejó miles de damnificados en el oriente de Cuba, la población se enfrenta no solo a la devastación de sus viviendas y pertenencias, sino también a la indiferencia del régimen, cuyas visitas no son para resolver sino para posar frente a las cámaras y la opinión pública internacional.
Durante un recorrido por las zonas afectadas, una mujer se acercó entre lágrimas al designado gobernante Miguel Díaz-Canel para pedir ayuda: “No tenemos cama”, le dijo, desesperada. La respuesta del mandatario fue fría e insensible: “Ni yo tampoco tengo pa’ dártela ahora”, añadió que estaban “esperando por un grupo de donaciones” y que “se están gestionando recursos”, repitiendo el mismo discurso vacío que ha caracterizado su posición frente a desastres naturales. Mientras tanto, miles de familias continúan durmiendo en el suelo, sin techo, colchones ni alimentos, mientras los hoteles permanecen vacíos.
La reacción de Díaz-Canel generó una ola de indignación en las redes sociales y comentarios ciudadanos que reflejan el hartazgo y la frustración del pueblo cubano. “A él no le interesa dar una respuesta diplomática si de todas formas sabe que el pueblo lo desprecia y que es tronco de sin hogar”, comentó José Carlos Rodríguez Conde, señalando la desconexión del gobernante con la realidad de los ciudadanos.
Daniel Thomas añadió simplemente: “El verdadero Canel”, mientras Yoel Leyva comparó la respuesta con la que hubiera dado Fidel: “Ahí demostró que no sirve, que no tiene corazón, porque Fidel seguro que le hubiera contestado con una palabra de esperanza y, ¿por qué no?, con un abrazo”, aunque en el fondo, el culpable de todo esto la tiene el propio gran dictador por haber trazado la polìtica y el sistema corrupto que fundó.
Otros usuarios denunciaron la falta de acciones concretas: “Los hoteles están vacíos, lo mínimo que deberían es donar los colchones al pueblo”, comentó Yoel Leyva. Migdalia Ávila intentó suavizar la situación señalando que tal vez Díaz-Canel no tenía otra forma de decir que no había recursos, pero la mayoría expresó su indignación por la frialdad del discurso oficial.
Mariselda Carmenate Marrero se quedó “sin palabras”, mientras Kathy Medina resumió la tristeza de muchos: “Final, la verdad, como todos tienen camas buenas y de todas las comodidades, ¿qué le importa lo que sufre un pueblo en la situación que tiene? Muy triste la verdad”.
Entre promesas vacías y excusas repetitivas, la población cubana exige respuestas y soluciones inmediatas. El Huracán Melissa no solo dejó destrucción material, sino que puso en evidencia la insensibilidad de un régimen que ante la emergencia prioriza discursos sobre acciones concretas, dejando a su gente en el abandono. La indignación ciudadana es un reflejo del sufrimiento acumulado, la desesperanza y la urgencia de que se tomen medidas reales y efectivas para atender a los más vulnerables.
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