Mario Urquía Carreño, ex Gran Maestro de la masonería cubana, fue detenido en la estación policial de Zanja y Dragones en La Habana tras ser investigado por malversación de fondos de la Gran Logia de Cuba. La investigación se inició luego de que una auditoría revele irregularidades financieras durante su mandato. Urquía había acudido a declarar acompañado por el tesorero de la Logia, Airam Cervera Reigosa, quien fue liberado tras comprometerse a devolver el dinero presuntamente sustraído.
El nuevo Gran Maestro, Mayker Filema Duarte, fue quien denunció el caso tras asumir el cargo y descubrir una serie de transferencias ilegales realizadas por Cervera entre enero y agosto de este año. Según la auditoría, el dinero, que ascendía a más de dos millones de pesos, nunca llegó a las logias correspondientes y fue transferido a la cuenta personal de Cervera, quien manipuló los registros de la Logia para ocultar el desfalco.
Aunque Cervera prometió devolver los fondos en un plazo no especificado por la Fiscalía, las autoridades advirtieron que, de no cumplir con la devolución, podría ser arrestado y llevado a juicio. Urquía, por su parte, permanece detenido para evitar que salga del país, ya que la Gran Logia teme que intenta fugarse ante la gravedad de las acusaciones.
Este no es el primer escándalo que envuelve a Urquía. Su liderazgo ya había sido cuestionado anteriormente cuando, en enero de este año, se le relacionó con el robo de 19.000 dólares de las oficinas de la Logia, lo que provocó una crisis interna entre los masones cubanos. Pese a la controversia, Urquía logró mantenerse en el poder gracias al respaldo del Ministerio de Justicia y el Partido Comunista de Cuba.
En agosto, ante la presión y tras negociaciones que no fueron reveladas públicamente, Urquía aceptó renunciar a su cargo. Sin embargo, la calma fue breve, y la nueva denuncia por parte de Filema Duarte ha vuelto a poner a Urquía en el centro de la controversia. La auditoría continúa, y algunos masones creen que el desfalco podría ser aún mayor de lo que se ha descubierto hasta ahora.
Para muchos miembros de la fraternidad, la crisis actual es un reflejo de la degradación de los valores que alguna vez fueron el pilar de la masonería en Cuba. Según el historiador masón Gustavo Pardo, este colapso moral no es casualidad, sino el resultado de la intromisión del gobierno cubano a través de la Oficina de Asuntos Religiosos y el Departamento de la Seguridad del Estado, quienes habrían influido en el manejo de la Gran Logia y fomentado divisiones internas.