Texas enfrenta una de las peores catástrofes naturales de los últimos años luego de que una serie de lluvias intensas provocara la crecida súbita del río Guadalupe, dejando al menos 67 muertos y más de 30 desaparecidos. La tragedia ha golpeado especialmente al condado de Kerr, donde se confirmaron 59 fallecidos, incluidos 21 menores de edad.
El sheriff del condado, Larry Leitha Jr., confirmó que las tareas de búsqueda siguen activas con apoyo terrestre, aéreo, acuático y canino. “No descansaremos hasta encontrar a todos”, aseguró. Las lluvias del viernes desbordaron todas las previsiones meteorológicas, y en solo 12 horas cayeron más de 300 mm de agua, duplicando lo anticipado.
Uno de los puntos más afectados fue el campamento cristiano Mystic, ubicado a orillas del río Guadalupe, donde se alojaban 750 niñas. Al menos 11 menores y varias monitoras siguen desaparecidas. El director del campamento, Dick Eastland, figura entre los fallecidos.
La emergencia también ha golpeado otras regiones: en Travis se reportaron cuatro muertes y trece desaparecidos, mientras que en Burnet, Kendall y Tom Green se confirmaron más víctimas. Muchos de los afectados eran visitantes que celebraban el feriado del 4 de julio.
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) advirtió que las lluvias continuarán y podrían dejar entre 5 y 10 cm adicionales por hora en zonas ya saturadas. En al menos diez localidades se mantienen activas las alertas por inundaciones. Más de 100.000 personas han sido instadas a evacuar hacia zonas elevadas.
En Kerrville, más de 850 personas han sido evacuadas, y cientos permanecen en refugios temporales. Las imágenes que llegan desde la zona muestran una devastación total: autos volcados, cabañas colapsadas, árboles arrancados y estructuras arrasadas por la corriente.
El gobernador Greg Abbott declaró el estado de desastre y solicitó asistencia federal. Posteriormente, el presidente Donald Trump firmó la Declaración de Gran Desastre para el condado de Kerr y prometió recursos inmediatos. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, visitó la zona y anunció el despliegue de 500 rescatistas, 14 helicópteros, y unidades de la Guardia Nacional y la Guardia Costera.
Además de la tragedia humana, las autoridades deben lidiar con un posible brote sanitario. El agua contaminada con gasolina y químicos ha obligado a reemplazar temporalmente el suministro potable. La oficina del sheriff ha pedido no circular por el oeste del condado, salvo en casos urgentes.
En junio pasado, otra inundación mortal dejó 13 víctimas en San Antonio. Expertos advierten que el cambio climático está haciendo más frecuentes estos eventos extremos. “Los sistemas de drenaje y emergencia no están preparados para esta nueva realidad”, admitió Dalton Rice, administrador de Kerrville.
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