Para muchos en Cuba, "la esperanza era verde y se la comió un chivo"; o sea, para muchos en Cuba no hay esperanza en un futuro mejor. Sin embargo, el Laboratorio de ideas Cuba Siglo XXI no opina de igual forma y señala que en "este 2025 hay posibilidades de un cambio de régimen en la Isla situando como factor clave, la muerte de Raúl Castro que desembocaría en una lucha de poder interna que, sumada al descontento popular y la presión internacional, podría desembocar en una transición a un nuevo modelo político".
Lo primero a tener en cuenta es que Raúl puede no morir; de hecho, se ha presentado en las últimas ocasiones, con mucha lozanía para su avanzada edad. Pero sigamos analizando lo que plantea el Laboratorio:
"Por cambio de régimen el informe se refiere a cambiar un entramado de instituciones, leyes, normas, regulaciones y formas de pensamiento que son administrados por el gobierno. No obstante, el cambio del gobierno se hace también imprescindible, porque en este caso ha demostrado, más allá de toda duda, que se opone al cambio de régimen y pretende perpetuarlo. En esas circunstancias el gobierno es parte del problema y no de la solución.
Siempre partiendo de la muerte del dictador Raúl Castro.
Para llegar a esta conclusión, los expertos Emilio Morales y Juan Antonio Blanco han medido seis indicadores internacionales de la gobernabilidad: estado de derecho, seguridad económica-social, eficiencia estatal, corrupción, relaciones internacionales y estabilidad política y este análisis les ha llevado no sólo a determinar que el "panorama es crítico" sino, además a vaticinar que "muchas cosas que hasta hace poco se consideraban imposibles, hoy son posibles e incluso probables".
El informe ha detectado tres factores claves en la crisis de gobernabilidad que vive la Isla. Estos son el colapso económico, la crisis social y la inestabilidad política. Se considera que para estabilizar el país es necesario cambiar el régimen totalitario; evitar nuevas migraciones masivas y asegurar que la Isla deje de ser un foco de subversión internacional. Aclaran que no está garantizado hacia qué punto se podría inclinar el cambio, ni siquiera si ese cambio está 100% garantizado. Sólo se limitan a afirmar que "ese cambio es posible".
En caso de producirse el cambio, la balanza podría inclinarse hacia un movimiento cívico-militar liderado por fuerzas prodemocráticas que establezca una transición hacia la democracia y el estado de derecho o, de lo contrario, podría ser un cambio controlado desde dentro del bloque de poder, que podría resultar en un nuevo régimen autocrático e iliberal con algún grado de apertura económica controlada.
Ante este panorama, el estudio sugiere que la Administración Trump y la comunidad internacional en general pueden ser determinantes si apuestan por apoyar la democratización de Cuba y disuadir al régimen de recurrir a la violencia llegando, incluso a "neutralizar su aparato represivo con acciones militares, quirúrgicas y puntuales".
Los autores hacen hincapié en que “lo que decide los acontecimientos históricos no es lo que los analistas" creen posible, sino "lo que los actores mismos –equivocados o no– deciden creer posible". En estos momentos, insisten, hay muchos factores que hacen que ese cambio sea posible.
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