En un hecho sin precedentes, el Departamento de Defensa de Estados Unidos confirmó haber aceptado una donación anónima de 130 millones de dólares destinada a cubrir parte de los salarios y beneficios de los miembros de las Fuerzas Armadas durante el cierre del Gobierno federal, que ya supera las tres semanas.
El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, informó que la donación fue aceptada “bajo la autoridad general sobre aceptación de regalos” y que los fondos deberán usarse exclusivamente “para compensar el costo de los salarios y prestaciones de los miembros del servicio”. Sin embargo, el monto resulta insuficiente frente a los 6,500 millones de dólares necesarios para pagar una sola quincena a los más de dos millones de uniformados y empleados del Departamento de Defensa.
La noticia llega en medio de la creciente incertidumbre sobre el próximo pago del 31 de octubre, después de que el presidente Donald Trump ordenara una maniobra temporal para garantizar el sueldo del 15 de octubre, utilizando 8,000 millones de dólares de fondos no comprometidos de investigación y desarrollo del Pentágono. Esa decisión permitió cubrir solo un ciclo de pago, sin asegurar el siguiente.
Durante un acto en la Casa Blanca, Trump reveló que un “amigo personal” había ofrecido la donación para ayudar a los militares afectados por el cierre, aunque evitó revelar su identidad. “Eso es lo que yo llamo un patriota”, afirmó el mandatario, señalando que el benefactor había pedido permanecer en el anonimato.
La donación, aunque bien recibida por el Pentágono, ha generado debate ético y político, ya que se aleja de los mecanismos tradicionales de financiamiento federal. Expertos advierten que aceptar dinero privado para cubrir gastos de defensa podría sentar un precedente peligroso, especialmente en momentos en que el Congreso mantiene paralizadas las negociaciones presupuestarias.
“Es un gesto simbólico más que una solución”, explicó Todd Harrison, investigador del American Enterprise Institute. “El costo de la nómina militar es enorme, y depender de aportes externos sería insostenible. El problema de fondo es la falta de consenso político en el Congreso”, agregó.
El cierre de Gobierno, iniciado el 1 de octubre, ha afectado a cientos de miles de empleados federales, suspendido programas de asistencia y retrasado pagos clave en múltiples agencias. Sin embargo, el impacto sobre los militares ha tenido especial resonancia, dada su función esencial en la seguridad nacional.
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