El doctor Alexander Jesús Figueredo Izaguirre, cubano actualmente residente en Houston, es un activista y opositor del régimen castrista. Sus historias reflejan la realidad que vive hoy el cubano de a pie en la Isla.
"Hoy compartimos la historia de Marizol González Reyes, una mujer de 54 años diagnosticada desde la adolescencia con trastorno bipolar, cuya vida fue marcada por largos periodos de estabilidad intercalados con hospitalizaciones. A pesar de su enfermedad, Marizol siempre conservó momentos de paz y luz. Sin embargo, el sistema de salud cubano —que se presenta como humanista— terminó destruyéndola.
En 2022, Marizol enfermó gravemente y pasó ocho meses internada, saliendo con secuelas que nunca la dejaron igual. En 2025, volvió a sufrir una crisis, y ahí comenzó su peor pesadilla. Durante su última hospitalización, un asistente recluta y una enfermera decidieron “controlar” su crisis mediante la violencia física. No hubo contención profesional, protocolos ni ética médica: hubo golpes, fracturas de costillas, lesiones en el rostro que le hicieron perder la visión del ojo izquierdo y una humillación constante, incluso metiéndole una toalla en la boca para que no llorara.
Esto no fue negligencia ni mala praxis: fue tortura infligida a una mujer enferma e indefensa, dentro de un hospital del MININT y del MINSAP, con uniformes y total impunidad. Cuando la hija denunció, recibió la respuesta típica: “Ya esos trabajadores no están aquí”, “tomamos medidas” o “no volverá a pasar”. Mentiras que encubren abusos, golpizas y negligencias históricas. Nadie respondió, nadie fue sancionado.
Marizol murió no por su enfermedad, sino por la violencia institucional. Su muerte refleja un sistema que no cuida, sino que castiga; un sistema donde los psiquiátricos son campos de tortura silenciosa.
Su hija expresó con claridad: “Mi mamá no va a revivir, pero necesito justicia para poder descansar.” Este grito es suficiente para exigir que esta denuncia se conozca y que nadie pueda alegar desconocimiento.
A partir de hoy, el doctor Alexander Jesús Figueredo Izaguirre insta a que cada denuncia médica tenga nombre, rostro y un ultimátum. Médicos: si trabajan sin recursos, callan ante la violencia o sostienen hospitales colapsados sin denunciar, son cómplices.
La cuenta regresiva es clara: siete días para elegir entre ser parte del pueblo o parte del sistema, entre médico o cómplice político.
Marizol no debe ser otra víctima olvidada. Es hora de justicia para ella y para todas las víctimas del sistema sanitario cubano. No más tortura psiquiátrica.
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