De acuerdo con un amplio reportaje del diario británico The Telegraph, detrás del creciente despliegue militar de Donald Trump en el Caribe estaría un objetivo mucho más profundo que Nicolás Maduro: Cuba. Aunque públicamente la Casa Blanca insiste en que la presión se dirige a la “dictadura venezolana”, fuentes citadas por el medio señalan que la operación tendría como meta final provocar un cambio de régimen en La Habana, algo que líderes republicanos del sur de Florida —especialmente Marco Rubio— consideran una misión histórica pendiente.
The Telegraph compara la actual estrategia con la Operación Mangosta de 1961, cuando Robert Kennedy declaró que derrocar a Fidel Castro era “la máxima prioridad” de EE. UU. Hoy, más de seis décadas después, nuevos indicios apuntan a que Washington podría estar reviviendo esa ambición.
La administración Trump ha concentrado cerca del 10% de la Armada estadounidense en el Caribe: destructores con misiles guiados, un submarino nuclear de ataque, buques anfibios y el gigantesco portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande del mundo. Se trata del despliegue más poderoso en la región desde la intervención en Panamá en 1989.
Aunque oficialmente estas fuerzas apuntan a la lucha contra el narcotráfico y a la presión sobre el régimen de Maduro, analistas citados por el periódico británico sostienen que este sería solo el “primer capítulo” de un plan mayor.
El reportaje revela que en Washington se considera a Venezuela y Cuba como “regímenes siameses”, ideológicamente alineados y sostenidos mutuamente. Por ello, para figuras como Rubio —hoy secretario de Estado y asesor de seguridad nacional— un cambio de poder en Caracas abriría la oportunidad histórica de debilitar a La Habana.
The Telegraph subraya que para Rubio la caída del chavismo es clave: sin el petróleo venezolano, la isla perdería el “salvavidas” que garantizó su supervivencia tras la desaparición soviética. El propio Sabatini, investigador de Chatham House citado en el artículo, lo resume así: “Sin Maduro, Cuba queda expuesta como nunca”.
Estados Unidos duplicó en agosto la recompensa por información que permita capturar a Maduro, situándola en 50 millones de dólares. El Departamento de Estado acusa al mandatario de liderar el “Cártel de los Soles”, responsable del envío de droga a territorio estadounidense.
En septiembre, Trump autorizó una política de hundir sin aviso embarcaciones sospechosas de tráfico de drogas. Según The Telegraph, 22 lanchas han sido destruidas desde entonces, con 83 muertos. El reporte afirma que esta escalada busca forzar un quiebre en la cúpula militar venezolana.
“El objetivo es aterrorizar al círculo militar de Maduro para que lo remueva”, señala Sabatini. Washington apostaría a un golpe interno que coloque en el poder a un general dispuesto a negociar la transición.
Aquí es donde, según The Telegraph, aparece el verdadero objetivo. La caída de Maduro dejaría a La Habana sin su aliado energético. En su análisis, el periódico sostiene que Cuba podría resistir, pues el petróleo venezolano ha disminuido a solo 32.000 barriles diarios, muy lejos de los 100.000 que enviaba Chávez. Rusia podría compensar parte del suministro.
Sin embargo, para Rubio y otros políticos floridanos, la oportunidad es histórica. El reportaje recuerda que desde sus inicios en el Senado, Rubio se ha opuesto férreamente a cualquier acercamiento con Cuba, boicoteó los esfuerzos de Obama por normalizar relaciones y ha insistido en que su “legado” político debe ser el cambio de régimen en la isla.
De acuerdo con The Telegraph, sectores de la administración creen que “Cuba es el verdadero premio”, un objetivo no resuelto desde la Guerra Fría.
El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, dijo a Associated Press que Rubio impulsa “una agenda extrema y personal”, acusándolo de sacrificar los intereses de Estados Unidos. La isla percibe claramente que está en el centro del cálculo de Washington.
El artículo del diario británico es claro: no se prevé una invasión terrestre, pero sí posibles ataques de precisión o un bloqueo más agresivo. No obstante, existen dudas. Trump llegó al poder prometiendo no involucrarse en “aventuras extranjeras”, y derrocar dos gobiernos en el mismo hemisferio sería una misión arriesgada.
Aun así, The Telegraph señala que el presidente podría verse tentado a lograr lo que Kennedy y otros no consiguieron. Y además podría presentar la causa como una cruzada por la seguridad nacional, dado que América Latina es fuente de migración, violencia y narcotráfico.
Según el periódico, si hay un lugar donde Trump se atrevería a intervenir, sería en el Caribe, a 145 kilómetros de Florida.
The Telegraph concluye que el acelerado movimiento militar y diplomático sugiere que la administración tiene prisa y que se aproxima un momento clave. Venezuela podría ser solo la primera ficha del dominó, y Cuba, la prioridad geopolítica real.
El reportaje deja abierta la pregunta final:
¿Buscará Trump, con la ayuda de Rubio, terminar lo que Estados Unidos inició hace 65 años y no logró con los Castro?
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