A partir de la medianoche de este viernes 7 de noviembre, cerca de 250.000 inmigrantes venezolanos en Estados Unidos quedarán sin protección frente a la deportación, tras expirar el Estatus de Protección Temporal (TPS) otorgado a su comunidad. La medida, derivada de una decisión del Gobierno del presidente Donald Trump y ratificada por la Corte Suprema, marca el fin de un amparo migratorio que durante años brindó estabilidad a miles de familias.
“El impacto es devastador. Al perder el TPS, estas personas quedan sin ninguna protección legal, lo que las expone a detenciones y procesos de deportación”, explicó el abogado de inmigración Haim Vásquez a CNN.
El fin del programa afecta principalmente a quienes se acogieron al TPS desde 2021, mientras que un grupo reducido —quienes lograron renovar su estatus entre el 17 de enero y el 5 de febrero de 2025— podrá conservar sus permisos de trabajo hasta octubre de 2026, según confirmó el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS).
Para la mayoría, sin embargo, la incertidumbre domina. “Es una situación de terror”, describió Adelys Ferro, directora del Venezuelan American Caucus. “Recibimos cientos de mensajes de familias que no saben qué hacer. Viven con miedo, con ansiedad, buscando desesperadamente una opción legal para no ser deportadas”, agregó la activista.
El TPS fue concedido originalmente en 2021 bajo el argumento de que las “condiciones extraordinarias” en Venezuela —crisis económica, represión política y colapso institucional— hacían inseguro el regreso al país. No obstante, la administración Trump considera que las circunstancias han mejorado en ciertos indicadores económicos y de seguridad, y decidió no renovar la protección.
Las alternativas migratorias son limitadas. La solicitud de asilo sigue siendo una opción, aunque cada vez más difícil. Los solicitantes deben demostrar que enfrentan una persecución específica por motivos políticos, religiosos o de grupo social, algo que muchos no pueden probar. Además, numerosos inmigrantes no solicitaron asilo al ingresar al país, lo que complica su elegibilidad.
Otros caminos posibles incluyen el matrimonio con un ciudadano estadounidense o la visa U, destinada a víctimas de delitos graves, aunque este proceso puede demorar años.
Sin el TPS, los venezolanos pierden automáticamente el derecho a trabajar, a renovar licencias de conducir y a acceder a beneficios básicos como créditos estudiantiles o alquileres. “Cuando se extingue el estatus, se pierde mucho más que un permiso: se pierde la estabilidad y la tranquilidad”, advirtió Vásquez.
Fuente: CNN
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