Camagüey, una de las ciudades más emblemáticas e históricas de Cuba, vive hoy una crisis sanitaria que muchos describen como “una pesadilla sin fin”. En pleno centro histórico, a pocos pasos de la Plaza del Gallo, los vecinos denuncian una invasión masiva de mosquitos y la total ausencia de medidas de control.
El periodista José Luis Tan Estrada levantó la voz en redes con imágenes impactantes: una piscina abandonada en el Ocio Club —frente a su casa— convertida en un criadero gigante de mosquitos; un tanque de agua sin tapa sobre el techo del antiguo almacén de la tienda Único, hoy en manos de TRD Caribe y la azotea de una dependencia estatal cubierta de hierba y charcos. Todo a la vista de las autoridades, pero sin acción alguna.
“En 35 años viviendo aquí nunca había visto algo así. La mitad de mi cuadra está enferma, en mi casa somos tres los afectados”, relató Tan Estrada tras recibir comentarios de vecinos del lugar, describiendo una situación que se repite por toda la ciudad.
Agramontinos confirman que el dengue y otros virus transmitidos por el Aedes Aegypti están desbordando hospitales y hogares.
Los comentarios de los camagüeyanos reflejan desesperación. “Ya no fumigan, no recogen la basura, los vertederos están llenos de insectos”, lamenta una vecina. Otros exigen organizar trabajos voluntarios o incluso rellenar la piscina con tierra. Pero muchos coinciden en que el problema es estructural: abandono, negligencia y desinterés oficial.
Desde Previsora hasta Santa Rita, los reportes son los mismos: aguas estancadas, alcantarillas rotas y familias completas enfermas. “Estamos solos, nadie responde”, se lee una y otra vez. En algunos barrios hay más de siete casos confirmados por cuadra, según denuncias de los propios residentes.
Mientras tanto, el Aedes Aegypti —ese diminuto enemigo— sigue multiplicándose en los rincones donde la desidia florece. En palabras de un usuario: “Cuba se nos muere y Camagüey es el corazón a punto de sufrir un paro”.
Un país que fue ejemplo de salud pública hoy lucha contra la enfermedad en medio de la basura y el silencio. Y aunque las imágenes valen más que mil palabras, la pregunta que todos repiten sigue sin respuesta: ¿Dónde están las autoridades de Salud Pública?
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