La violencia de género continúa dejando una profunda huella en Cuba. Según los observatorios independientes Yo Sí Te Creo en Cuba (YSTCC) y Alas Tensas (OGAT), hasta octubre de 2025 se han confirmado 12 intentos de feminicidio en el país, una cifra alarmante que refleja la gravedad del problema y la ausencia de políticas públicas efectivas para enfrentarlo.
De acuerdo con el monitoreo de ambas plataformas, las víctimas fueron nueve mujeres, una mujer trans y dos niñas, atacadas en distintos puntos del país: La Habana, Mayabeque, Matanzas, Villa Clara, Ciego de Ávila, Camagüey, Granma, Santiago de Cuba y Holguín. Aún se investigan otros dos casos en Guantánamo y Villa Clara.
Los observatorios explican que un intento de feminicidio ocurre cuando el agresor ejecuta violencia directa motivada por razones de género, pero no logra consumar el asesinato. Estas agresiones suelen ser el resultado de ciclos prolongados de maltrato físico, psicológico y económico, en contextos donde las víctimas carecen de protección institucional.
El informe fue publicado pocos días después de que se confirmaran 35 feminicidios consumados en lo que va de año. Desde 2019 hasta octubre de 2025, las organizaciones han documentado 300 feminicidios en Cuba, datos obtenidos a partir de denuncias públicas, testimonios familiares y el seguimiento constante de redes sociales, ante la falta de cifras oficiales.
El Estado cubano, hasta hoy, no publica estadísticas transparentes sobre violencia de género ni ha reconocido legalmente el feminicidio como figura penal. Tampoco existen refugios especializados ni protocolos nacionales de atención y reparación para las víctimas, lo que deja a miles de mujeres en una situación de extrema vulnerabilidad.
Mientras tanto, los colectivos feministas insisten en la urgencia de una respuesta estatal: campañas educativas, protección inmediata para víctimas en riesgo, y leyes con enfoque de género. Sin embargo, en un entorno donde la sociedad civil enfrenta fuertes restricciones, su labor depende del apoyo ciudadano y de la visibilidad en redes sociales.
Cada intento de feminicidio es un recordatorio de que la violencia machista no puede seguir normalizándose ni silenciándose. Las vidas de las mujeres cubanas siguen en peligro, y el reclamo de justicia se hace más fuerte que nunca.