Sin lugar a dudas, la Televisión Cubana y en especial sus espacios "informativos" cada vez dejan menos que desear. Miembros serviles de los intereses de la dictadura, exponen como "verdades" crudas mentiras.
La última edición de la llamada "emisión estelar" del NTV gastó diez preciosos minutos televisivos para tratar de ensuciar la decisión de José Daniel Ferrer de partir rumbo a Estados Unidos con su familia en lugar de recibir vejámenes y torturas en una prisión inmerecida.
Tratar de desacreditar a José Daniel Ferrer García, líder de la UNPACU, tras su reciente destierro forzado, es realmente cínico.
Diez minutos puede parecer poco, pero en un noticiero donde todo se mueve a velocidad vertiginosa; este tiempo es extremadamente largo: un signo claro de la obsesión del régimen por controlar la narrativa y atacar a quienes denuncian sus abusos.
El protagonista de este segmento fue nada menos que Jorge Legañoa Alonso, conocido dentro del aparato propagandístico como “el creador de Ciberclarias”. ¿Quién es Legañoa? Oficialmente se presenta como periodista y conferencista, pero su papel real es mucho más estratégico y polémico: es Vicepresidente del Centro de Información y Comunicación Social del Castrismo, encargado de formar y supervisar a los llamados “Inspectores Cibernéticos” o Ciberclarias.
Estos equipos están dedicados a acosar, desinformar y desacreditar en redes sociales a quienes se atreven a cuestionar al régimen.
Legañoa imparte conferencias en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) sobre cómo vigilar, manipular y confrontar a los disidentes, disfrazando su trabajo como “periodismo sin censura”. Sin embargo, su verdadero rol es el de un comisario político digital, un operador de propaganda que busca moldear la opinión pública a favor del gobierno y silenciar las voces críticas.
Que un noticiero oficialista le dedique diez minutos a su actuación revela dos cosas: primero, que Ferrer y otros opositores continúan siendo una amenaza simbólica para el régimen; segundo, que la televisión estatal funciona como un laboratorio de manipulación, donde minutos enteros se consumen para justificar lo injustificable y atacar reputaciones.
Ese tiempo es tan largo que permite construir un relato completo de engaño, con imágenes, voces y mensajes cuidadosamente editados para influir en la audiencia.
Mientras el régimen invierte tanto esfuerzo en difamar, Ferrer sigue siendo símbolo de resistencia y dignidad dentro y fuera de Cuba. Su figura demuestra que, pese a la maquinaria de propaganda y los comisarios digitales como Legañoa, la verdad y la valentía siguen teniendo eco.
Este episodio no es solo un show mediático; es un recordatorio de que en Cuba la información oficial se usa como arma y que personajes como Jorge Legañoa son piezas clave para sostener el control de la narrativa y la represión ideológica.
Fuente: La Tijera
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