Padres y estudiantes de la secundaria "Ana Betancourt" ubicada en Segunda Paralela, en el reparto Florat, Camagüey, denunciaron públicamente la pésima calidad del pan y la mortadela que se ofrece en la merienda escolar.
La publicación, realizada por el periodista independiente José Luis Tan Estrada, generó una ola de indignación en redes sociales, donde cientos de usuarios compartieron fotos y testimonios sobre la deplorable situación.
“Eso es pan crudo, harina cruda que se puede estirar como goma. Es criminal”, expresó una madre visiblemente molesta, señalando que esta situación se repite con frecuencia. Según los padres, mientras la dirección del centro es estricta con los uniformes, distintivos y la puntualidad, no garantiza una alimentación digna para los estudiantes. “Parece que el director no merienda en la escuela”, ironizó otra madre.
Los comentarios en Facebook reflejan una mezcla de indignación y tristeza. “Nos quieren exterminar”, escribió un usuario. “Eso no es pan, es un meteorito”, bromeó otro, al ver las fotos del pan que parecían trozos de masa cruda endurecida.
Algunos padres de otras provincias como Holguín, afirmaron que la situación es similar en sus territorios: “A veces ni se los dan en el horario del receso, les dicen que vayan por la tarde a buscarla”.
Más allá del disgusto, muchos recordaron que, en décadas pasadas, las meriendas escolares eran simples pero dignas. “En mi tiempo, te llenaban la bandeja. Ahora da vergüenza”, lamentó una exalumna. Otros destacaron que muchos niños se ven obligados a comérsela porque no tienen otra opción en casa: “Comen eso porque tienen hambre, no por gusto”.
Las quejas sobre la mala calidad del pan y los embutidos se han vuelto comunes en toda Cuba, donde los productos destinados a las escuelas, hospitales y centros de trabajo suelen estar en pésimas condiciones. “Hablan en la televisión de inocuidad alimentaria, pero lo que dan a los niños es una ofensa”, comentó un usuario.
Mientras tanto, las autoridades locales no han ofrecido declaraciones sobre el caso y la indignación continúa creciendo en redes sociales, donde muchos exigen respeto por la alimentación escolar y responsabilidad para quienes permiten que los niños sean víctimas de semejante negligencia.
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