El aumento de los casos de violencia juvenil en Cuba ha obligado al Ministerio del Interior (Minint) a recurrir a la cooperación internacional. En un contexto de deterioro social y creciente inseguridad, la institución cubana inició esta semana un curso impartido por el Ministerio del Interior de Francia, centrado en la prevención y el enfrentamiento a la violencia contra menores.
El evento, que se desarrolla en La Habana y se extenderá durante cinco días, reúne a especialistas cubanos encargados de atender casos de abuso, maltrato y conductas delictivas que involucran a niños y adolescentes. Según fuentes oficiales, las sesiones incluirán contenidos teóricos y prácticos sobre distintas manifestaciones de violencia infantil en el mundo, adaptadas a las circunstancias de la realidad cubana.
En la inauguración del curso participaron el embajador francés en Cuba, Rafael Trannoy, otros funcionarios de la legación gala y altos mandos del Minint. La iniciativa, enmarcada dentro de la cooperación bilateral entre París y La Habana, busca fortalecer las capacidades institucionales de los agentes cubanos que trabajan en la Dirección de Atención a Menores, el Consejo Especializado en esa materia, así como de las Direcciones Generales de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), Investigación Criminal, la Dirección Técnica de Investigaciones y el Instituto Superior Eliseo Reyes “Capitán San Luis”, centro académico del propio Minint.
Aunque la cooperación se presenta como un avance técnico y formativo, el trasfondo de la iniciativa refleja un problema más profundo. En los últimos años, Cuba ha experimentado un aumento sostenido de la violencia juvenil, especialmente en zonas urbanas, donde proliferan robos, agresiones y enfrentamientos entre grupos de jóvenes. La crisis económica, el desempleo, la desintegración familiar y la falta de oportunidades para los adolescentes han alimentado un clima social cada vez más tenso.
En redes sociales y medios independientes se han multiplicado las denuncias de riñas callejeras, acoso escolar y comportamientos delictivos protagonizados por menores. Sin embargo, las autoridades cubanas suelen minimizar estos hechos o tratarlos como sucesos aislados. Que el propio Minint busque apoyo de un país europeo para formar a sus oficiales sugiere que el fenómeno ha superado la capacidad de respuesta interna del régimen.
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