"Querido pueblo cubano: respiren profundo (si la falta de medicamentos se los permite), porque su presidente Miguel Díaz-Canel, acompañado de su inseparable Lis Cuesta —NO primera dama pero sí primera en la fila de cada acto oficial— llegó a Bielorrusia en ´visita oficial´. Un paseo con promesas huecas, fotos solemnes y quizás algún tractor oxidado made in URSS para adornar los planes de ´soberanía alimentaria´ que solo existen en PowerPoint y en la prensa del noticiero" Lara Crofs.
El líder “enlimonado”, siempre fresco y con buena iluminación, se ha reunido con su homólogo Alexander Lukashenko, ese otro campeón de la represión moderna, con quien comparte algo más que apretón de manos: ¡una fe absoluta en que la propaganda puede reemplazar la comida.!
El programa incluye visitas a empresas biofarmacéuticas bielorrusas, porque —¿quién lo duda?— Cuba es potencia médica... mientras no necesites amoxicilina, insulina o algo tan burgués como un termómetro.
También habrá tiempo para el paseo agrícola. Tal vez allá le enseñen el truco mágico de cómo, en un país con inviernos de -20°C, logran tener pan; mientras en Cuba, con tierra fértil y mar por todas partes, no hay ni boniato ni pescado. Tal vez les muestren una receta revolucionaria para lograr que los anaqueles estén tan vacíos como los discursos oficiales.
Se habla, como no, de la “histórica amistad entre ambos pueblos”. Una historia que huele a naftalina ideológica, que lleva 60 años repitiendo mantras sobre solidaridad, mientras el cubano medio, ese que no va en avión oficial ni aparece en las fotos, sigue contando los granos de arroz... ¡cuando los hay!
Porque, mientras Díaz-Canel posa sonriente en Minsk, en Cuba no hay leche, no hay arroz, no hay respeto... Pero sí hay viajes diplomáticos, banderitas bien planchadas y... ¡la inquebrantable presencia de la NO primera dama, que nunca falla a un acto, aunque falle el transporte, la luz y el pan en la Isla.
¿Y la prensa oficial? Eufórica: hablan de cooperación, de alianzas estratégicas, de proyectos futuros… Lo de siempre: “algún día”, “estamos trabajando”, “en el marco del bloqueo”. Mientras tanto, los que sí trabajan son los cubanos que cargan cubos de agua por las escaleras porque no hay bombeo, o hacen colas desde las 3 a.m. por un tubo de pasta de dientes que no llega.
Así, Cuba sigue su curso: el pueblo hundido, el gobierno volando. Desde Bielorrusia, Díaz-Canel lanza otra promesa, otra sonrisa, otro tuit. Y el pueblo se pregunta lo mismo de siempre:
#¿YElPuebloPaCuándo?
#BielorrusiaHermanaPeroNoTía
#MásTractoresMenosPanfletos
¡El show continúa... con o sin arroz!
Fuentes: Periódico Cubano
Lara Crofs