Fredy Chávez Sánchez tenía apenas 19 años. Era un joven migrante guatemalteco con toda la vida por delante. Había culminado el nivel medio y se preparaba para asistir a la universidad en Estados Unidos, el país donde él y su familia habían depositado sus esperanzas.
Pero el domingo 22 de junio, sus sueños quedaron sepultados bajo el agua, atrapados en una camioneta que se hundía mientras dos caimanes gigantes impedían cualquier intento de rescate.
El accidente ocurrió cerca de las 7:00 a.m. en Venice, una ciudad del suroeste de Florida, a unos 110 kilómetros al sur de Tampa.
Fredy conducía una Ford Ranger roja por Rustic Road, cuando perdió el control del vehículo, chocó contra un poste eléctrico y terminó cayendo de un puente al canal Cow Pen Slough, con la camioneta boca abajo.
Equipos de emergencia llegaron rápidamente al lugar, pero al acercarse al canal, se encontraron con un obstáculo mortal: dos caimanes de más de dos metros de largo rondaban la camioneta sumergida.
La presencia de los reptiles obligó a suspender el rescate inmediato. La Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida (FWC) tuvo que intervenir con especialistas en vida silvestre para capturar a los animales y permitir que los buzos hicieran su trabajo. Cuando finalmente pudieron acercarse al vehículo, Fredy ya no mostraba signos de vida. Estaba atrapado dentro.
Fredy, según familiares, era un joven trabajador, alegre y con muchas ganas de superarse.
Acababa de graduarse de la escuela y soñaba con una carrera universitaria. Una campaña de GoFundMe fue abierta por su familia para cubrir los gastos del funeral y buscar repatriar su cuerpo a Guatemala.
El caso ha generado conmoción, especialmente en las comunidades latinas del sur de Florida, donde miles de migrantes jóvenes como Fredy enfrentan enormes desafíos para abrirse paso en un país que, aunque lleno de oportunidades, también presenta peligros imprevistos.
La FWC recordó a la población que Florida mantiene activo el Programa Estatal de Caimanes Molestos (SNAP), diseñado para intervenir en situaciones donde estos reptiles representen un riesgo para personas, mascotas o propiedades.
Reiteraron además la importancia de no alimentar a los caimanes, evitar nadar en canales no autorizados y mantener siempre una distancia segura.
La tragedia de Fredy no solo es la de un accidente vehicular.
Es también el símbolo de una juventud migrante que, a pesar de todos los obstáculos, sigue soñando. Esta vez, el sueño terminó demasiado pronto.
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