El opositor cubano Oscar Casanella compareció este martes 24 de junio ante una corte de inmigración en Miami, en lo que debía ser la audiencia final de su proceso de solicitud de asilo político en Estados Unidos. Sin embargo, tras más de siete horas de testimonio, análisis de pruebas y deliberaciones, el caso quedó pendiente de una decisión.
Casanella, exprofesor universitario y activista disidente, fue forzado a abandonar Cuba en 2022 bajo amenaza directa de prisión. Desde entonces reside en Miami amparado por el documento I-220A, mientras libra una batalla legal para quedarse en territorio estadounidense junto a su esposa.
Durante la extensa jornada, la jueza que preside el caso decidió aplazar el fallo, indicando que necesita tiempo para revisar en profundidad la gran cantidad de evidencias presentadas por la defensa. Fotos, vídeos y testimonios documentan años de represión política ejercida contra Casanella por parte de la Seguridad del Estado cubana, incluyendo amenazas de muerte y agresiones.
“Lo más difícil para mí fue resumir tanto sufrimiento en tan poco tiempo”, declaró Casanella tras salir de la audiencia. A pesar de la falta de un veredicto, considera que no recibir una respuesta negativa en el momento es un signo positivo.
Su abogada, Kenia García, elogió la actitud de la jueza y del fiscal, destacando la apertura con que se permitió a Casanella presentar su testimonio completo. La magistrada fijó como plazo hasta el 11 de julio para recibir los escritos finales de las partes antes de emitir su fallo por escrito.
Una de las declaraciones más impactantes de la audiencia fue la petición directa de Casanella de no ser deportado, pues regresar a Cuba —o incluso a otro país— podría significar su muerte, según afirmó. “El poder de la inteligencia cubana es tremendo. No me siento seguro fuera de Estados Unidos”, expresó. Y añadió con firmeza: “Si me deportan, eso sería terminar mi vida”.
Casanella asegura que antes de salir de la isla, las autoridades le dieron un ultimátum: debía abandonar el país en un mes o sería encarcelado. “Ya no iban a gastar más recursos en vigilarme”, recuerda, y añade que incluso fue víctima de supuestos accidentes provocados por vehículos del Ministerio del Interior.
El caso de Casanella ilustra la situación de muchos opositores cubanos que, tras años de represión, buscan en Estados Unidos una vía para reconstruir sus vidas en libertad. Su audiencia coincidió, además, con el cumpleaños de su hijo mayor, un hecho que el activista considera simbólico. “Espero poder celebrarlo en libertad, con mi familia, aquí”, concluyó.
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