Navisia Jones fue condenada a 17 años de prisión por la brutal muerte de su hija Julissia Batties, de solo 7 años, ocurrida en agosto de 2021 en un apartamento de vivienda pública del NYCHA en El Bronx.
El caso sacudió a la ciudad no solo por la crueldad del crimen, sino también por la cadena de errores de las autoridades que permitieron que la menor volviera a manos de una madre con un largo historial de maltrato y enfermedad mental.
Jones, de 39 años, se declaró culpable de homicidio involuntario en mayo de 2025, con una sentencia inicial de 15 años. Sin embargo, su comportamiento errático y desafiante durante las audiencias —incluyendo negarse a aceptar plena responsabilidad— llevó al juez Joseph McCormack a añadir dos años adicionales.
Durante la sentencia, el padre de la menor, Julius Batties, la calificó sin ambigüedad como un “demonio”, mientras que la abuela materna la llamó “una madre monstruosa” sin ningún remordimiento.
El caso también afectó a Paul Fine, hijo mayor de Jones y medio hermano de la víctima, quien fue arrestado inicialmente bajo sospechas de complicidad y abuso sexual. Sin embargo, fue exonerado tras la confesión de su madre.
"Julissia vivió un infierno silencioso, marcado por el abandono de las instituciones encargadas de protegerla. La niña suplicó no volver con su madre y pidió ayuda entre lágrimas, pero su voz no fue escuchada. Pocos días después, fue hallada muerta con traumatismos en el abdomen y señales de antiguos abusos."
El informe forense confirmó múltiples lesiones, tanto recientes como pasadas, lo que evidencia un patrón continuo de violencia. La madre, con antecedentes de trastorno bipolar y ocho arrestos previos, había perdido la custodia de Julissia al nacer. Sin embargo, en una cuestionable decisión de la Administración de Servicios para Niños (ACS), la custodia le fue devuelta sin supervisión en junio de 2021.
"Este crimen no fue solo el resultado de una madre violenta, sino de un sistema que falló en cada instancia. La policía había respondido a múltiples denuncias en el mismo apartamento y, aun así, ninguna intervención fue suficiente para evitar el desenlace fatal", declaran especialistas en el tema.
Julissia pasó sus últimos días aterrorizada, sin protección, y terminó muerta en un hogar donde el peligro era evidente. La negligencia fue tal que su cuerpo permaneció más de dos meses en la morgue, mientras sus padres discutían sobre qué hacer con sus restos.
La violencia doméstica es un problema grave y persistente en Nueva York y zonas vecinas, con un promedio diario de 747 incidentes y 65 homicidios anuales. Numerosos casos recientes involucran a menores asesinados o abusados por padres, padrastros o cuidadores, muchos con antecedentes de negligencia institucional.
Entre los más impactantes están los asesinatos de Ayden Wolfe, Zymere Perkins y varios niños latinos en El Bronx, Long Island y Nueva Jersey. Estos crímenes, cometidos en contextos de abandono, maltrato y omisiones del sistema de protección infantil, reflejan una crisis de seguridad familiar que sigue cobrando vidas inocentes.
Fuente: El Diario
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