Carlos Lazo, líder de la organización Puentes de Amor y fiel defensor del régimen cubano en Estados Unidos, ha protagonizado una inesperada disputa con el gobierno de La Habana. En un comunicado publicado en sus redes sociales, Lazo denunció que las autoridades cubanas han impedido la entrega directa de donaciones de insumos médicos y leche en polvo a hospitales pediátricos, obligándolo a dejar las cargas en el Aeropuerto Internacional de La Habana sin posibilidad de verificar su distribución.
Esta prohibición, que el propio Lazo califica como una "resolución misteriosa", expone una fisura entre la cúpula del régimen y uno de sus más notorios defensores en el exterior. Pese a sus múltiples encuentros con el designado gobernante Miguel Díaz-Canel y el apoyo público que ha brindado a la narrativa del castrismo, su organización ha sido excluida del proceso de ayuda humanitaria en la isla. Lazo afirmó que ni él ni sus colaboradores han recibido explicaciones claras sobre el veto y que incluso se ha instado a instituciones dentro de Cuba a mantenerse alejadas de Puentes de Amor.
El hecho de que un agente de influencia del régimen en el extranjero sea marginado por las propias autoridades cubanas demuestra que la dictadura no permite ningún tipo de autonomía, ni siquiera entre sus aliados más serviles. La negativa a que Puentes de Amor haga entregas directas sugiere que el gobierno teme perder el control absoluto sobre la gestión de la ayuda humanitaria, que históricamente ha sido monopolizada por el Estado y sus redes de distribución.
Desde Miami, la noticia ha sido recibida con escepticismo por parte del exilio cubano, que considera que esta disputa no cambia la postura de Lazo en favor del régimen. Iliana Curra, ex presa política e integrante de Exilio Unido Ya, recordó que la comunidad cubana en el sur de Florida ha denunciado durante años a Lazo como un portavoz oficioso de la dictadura y que, en 2022, el entonces senador Marco Rubio pidió al FBI investigar si Puentes de Amor actuaba como un brazo propagandístico del gobierno cubano.
El propio Lazo ha reconocido que la censura que enfrenta no proviene únicamente del exilio anticastrista. En su reciente declaración, lamentó que "el extremismo, la sospecha y el silenciamiento" también sean prácticas dentro de Cuba, en referencia al trato que ha recibido su organización. A pesar de esto, no ha emitido ninguna crítica directa al régimen ni ha vinculado la prohibición con la corrupción o la falta de transparencia en la distribución de recursos.
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