A propósito del caso del joven Duannis Taboada, preso político cubano brutalmente agredido, comienza esta denuncia pública con las palabras estremecedoras de Lara Crofs, una activista que, aun convaleciente en cama, no pudo callar ante el sufrimiento de una madre y el atropello a un hijo.
Lara describe con indignación el viacrucis de Jenni M. Taboada, una madre que desde hace un año lucha por la vida y dignidad de su hijo encarcelado. La reciente golpiza a Duannis, ejecutada no por reclusos comunes sino por guardias penitenciarios —según datos posteriores—, evidencia el patrón sistemático de represión contra los jóvenes que se atreven a pensar diferente en Cuba.
"Jenni no está sola, pero el dolor que carga no debería ser suyo. Es el precio que muchas familias cubanas están pagando por mantener su dignidad frente a un Estado que no tiene límites para castigar la disidencia", escribe Lara en su publicación de Facebook, que ha sido compartida decenas de veces por ciudadanos dentro y fuera de la Isla.
El hecho de que los agresores estén vinculados directamente a las fuerzas represivas del régimen, como señala otro comentario que identifica a uno de los atacantes con el nombre de Pupo, hace más grave la situación. No se trata solo de violencia carcelaria, sino de una política de Estado para destruir psicológica y físicamente a los presos políticos.
"La patria ya no existe, y lo único que queda es la amenaza constante de muerte, no solo física, sino de alma", afirma Lara. Este grito sintetiza la desolación que hoy domina a muchas familias cubanas.
Las cárceles, en vez de centros de rehabilitación, se han convertido en espacios de tortura, donde los derechos humanos se violan impunemente y donde las madres, como Jenni, deben suplicar por la vida de sus hijos. Pero esa súplica, gracias a voces como la de Lara y muchos otros usuarios en redes, empieza a multiplicarse.
La publicación generó una avalancha de reacciones. Frases como “todos con Jenni y con la libertad de Cuba”, “fue golpeado por los guardias, no por reclusos”, o “la mayoría ni sabe lo que pasa, están grises como el paisaje” muestran una sociedad atrapada entre el miedo y la resignación, pero que aún conserva chispas de dignidad y valor. Ciudadanos como Lara, que denuncian aun bajo enfermedad y riesgo, son faros de esa esperanza.
La historia de Duannis Taboada no puede quedar en el olvido. Ni su dolor, ni el de su madre, ni la denuncia de quienes lo hacen visible. Esta es solo una de las muchas historias ocultas tras los muros de las prisiones cubanas. Hoy fue él. Mañana puede ser cualquier otro hijo cubano.
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