Dicen que la alegría dura poco en casa del pobre y esta vez duró apenas unas horas. La Central Termoeléctrica "Antonio Guiteras" de Matanzas, volvió a sincronizarse al Sistema Electroenergético Nacional (SEN) este viernes por la noche, generando una fugaz esperanza entre los cubanos.
Sin embargo, al amanecer de este sábado, una nueva noticia volvió a golpear la ya deteriorada rutina energética del país: la patana flotante ubicada en La Habana sería desconectada ese mismo día, reduciendo drásticamente la capacidad de generación.
La Unidad Flotante aportaba 240 MW al sistema, una cifra significativa en medio de los apagones que en las últimas semanas han superado las 15 horas diarias en muchas provincias.
Lázaro Guerra Hernández, director de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, explicó que la retirada de la patana responde a “razones comerciales”, sin ofrecer mayores detalles. Mientras tanto, se anuncian medidas para tratar de suplir su aporte, aunque no está claro cómo ni cuándo.
"No escampa", exclaman millones de cubanos en redes sociales, frustrados por un panorama que parece no tener fin. Cada avance es rápidamente anulado por un nuevo revés, dejando claro que la solución definitiva a la crisis energética sigue lejos del horizonte.
A pesar de la entrada de la "Guiteras" y los 90 MW que actualmente genera la planta Energás de Varadero, los números son devastadores: para este sábado se estima una disponibilidad de 2022 MW frente a una demanda de 3700 MW, lo que genera un déficit de 1674 MW y una afectación estimada de 1744 MW en horas pico. Esta situación pone en jaque a hogares, hospitales, comercios y prácticamente todos los sectores de la vida diaria en la Isla.
El ingeniero Román Pérez Castañeda, subdirector técnico de la "Guiteras", indicó que la sincronización se logró tras intensas labores de reparación, pero advirtió que el sistema aún no es estable.
La generación sigue comprometida por el principal problema de fondo: la falta de combustible. Solo en generación distribuida hay 75 centrales que no pueden aportar sus 634 MW por falta de hidrocarburos, lo que agrava la situación general.
"Con esos truenos no hay quien duerma", dicen en las calles. La situación energética no solo es técnica o logística, sino profundamente política y social. El malestar se ha trasladado a las redes sociales, donde proliferan los mensajes de indignación y sarcasmo.
Algunos cubanos denuncian el colapso de un modelo que, tras décadas de promesas y paliativos, no logra garantizar ni siquiera lo más básico: la electricidad. Mientras tanto, el pueblo sigue sin respuestas claras, enfrentando un agosto tan oscuro como los anteriores.
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