Mientras se intensifican los combates entre Israel e Irán, el presidente Donald Trump aún no ha tomado una decisión final sobre si Estados Unidos se unirá a los ataques contra las instalaciones nucleares iraníes.
Altos funcionarios de su gobierno debaten actualmente cómo proceder sin involucrar al país en una guerra prolongada en Medio Oriente.
Fuentes cercanas a la administración informan que Trump ha evaluado opciones que incluyen el uso de bombas rompe-búnkeres contra sitios subterráneos como Fordow.
Sin embargo, el presidente ha sido claro en su deseo de evitar una implicación militar que pueda escalar en un conflicto regional o internacional de largo plazo.
Durante el pasado fin de semana, aliados estadounidenses fueron informados de que Trump optaría por observar los resultados de la primera semana de ofensiva israelí antes de decidir.
Hasta el miércoles, sus asesores no habían definido una posición concreta, y Trump aseguró en la Oficina Oval: “Me gusta tomar la decisión final un segundo antes de que venza el plazo”.
Algunas voces dentro de su círculo sostienen que ataques rápidos y quirúrgicos no necesariamente comprometerían a Estados Unidos en una guerra completa. “El espacio aéreo ya está despejado, se podrían lanzar unas pocas MOAB y salir”, comentó David Friedman, exembajador estadounidense en Israel.
Pese a eso, expertos y funcionarios advierten que cualquier ataque podría desencadenar represalias inmediatas de Irán contra bases militares estadounidenses en la región, además de afectar el tránsito global de petróleo si Teherán opta por cerrar el estrecho de Ormuz. “Actuaremos en defensa propia”, advirtió el vicecanciller iraní Majid Takht-Ravanchi.
En paralelo, el ejército estadounidense ya prepara escenarios de contingencia ante posibles respuestas iraníes. Mientras tanto, Trump ha consultado a figuras clave como el director de la CIA, John Ratcliffe, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth.
“Solo quiero una cosa: Irán no puede tener un arma nuclear”, reiteró el presidente el miércoles. “Eso es todo”.
A pesar de las presiones de aliados como el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que insiste en que solo EE.UU. puede asegurar la destrucción del programa nuclear iraní, Trump mantiene abiertas sus opciones, sin confirmar si optará por la acción militar.