El canal humorístico Despingovery Channel, liderado por el comediante cubano Eddy Ceballos, ha vuelto a causar sensación en redes sociales con su más reciente serie de videos. En esta nueva entrega, Ceballos recorre las ruinas del Instituto Superior de Arte (ISA), exponiendo con humor agudo e ironía el estado actual de una de las joyas arquitectónicas de la Revolución Cubana.
Con un estilo que mezcla la sátira con una observación casi documental, el humorista presenta lo que llama la “ciudad despingológica”, una metáfora del deterioro físico y simbólico que sufre el país.
“Una construcción que aún, incluso abandonada, me enamoró”, afirma Ceballos en su video, aludiendo a la impresionante belleza del ISA a pesar de su abandono. El creador de Despingovery transforma la decadencia arquitectónica en un relato visual poderoso, donde las grietas y la maleza no solo son evidencia de negligencia, sino parte de una historia nacional silenciada.
El Instituto, diseñado por los arquitectos Vittorio Garatti, Roberto Gottardi y Ricardo Porro en la década de 1960, fue en su momento uno de los proyectos culturales más ambiciosos del gobierno revolucionario.
Sin embargo, debido a tensiones ideológicas, el plan fue detenido y sus creadores acusados de “elitismo”, lo que derivó en el abandono definitivo de las obras. Desde entonces, el ISA ha quedado a merced del tiempo, la humedad y el olvido, a pesar de los recurrentes anuncios de restauración por parte del gobierno.
Con su estilo único, Ceballos no solo provoca risas: también logra que el espectador reflexione sobre la gestión del patrimonio en Cuba. A través de su sátira, denuncia cómo proyectos culturales de alto valor terminan marginados, mientras se mantiene un discurso oficial que los enaltece, pero no los preserva.
“No hay mejor metáfora del país que un edificio hermoso, lleno de historia, abandonado por completo”, ironiza el humorista, resumiendo en una frase el conflicto entre el discurso revolucionario y la realidad material que lo contradice.
Despingovery Channel ha conquistado al público con esta fórmula que combina la crítica social con la comedia popular. Su serie dedicada al ISA no solo ha generado carcajadas, sino también debate. Muchos cubanos celebran la valentía de evidenciar el deterioro del país, mientras otros temen las consecuencias de enfrentarse al poder desde el humor. La risa, en este caso, se convierte en una forma de resistencia y memoria.