La Isla de la Juventud, al sur del archipiélago cubano, vive jornadas de creciente tensión social a raíz de prolongados cortes eléctricos planificados, que en algunos casos superan las cinco horas consecutivas.
El malestar ciudadano se ha hecho visible en las calles, donde han aparecido carteles con mensajes de protesta contra el Gobierno.
Las imágenes fueron difundidas en redes sociales por el medio independiente La Kinkalla TV, que documentó escenas de apagones en diversas zonas del territorio pinero, así como pancartas escritas a mano colocadas en muros y esquinas transitadas.
Estas expresiones de descontento se han multiplicado tras varios días de afectaciones eléctricas prolongadas.
Vecinos reportaron que los cortes programados se han vuelto frecuentes y, en muchos casos, sin previo aviso, lo que afecta no solo la vida doméstica, sino también la actividad económica local y el funcionamiento de los servicios públicos.
Aunque las autoridades han atribuido los apagones a problemas técnicos y al déficit de generación en el Sistema Electroenergético Nacional, no se ha emitido un comunicado específico sobre la situación en la Isla de la Juventud ni sobre la aparición de los carteles.
Las imágenes compartidas por La Kinkalla TV muestran consignas escritas en pintadas directamente sobre las paredes.
Algunos mensajes hacen referencia a la falta de electricidad y al descontento con la situación económica y social del país.
Hasta el momento no se han reportado detenciones vinculadas a estos hechos, aunque se ha observado mayor presencia de agentes del orden en ciertos barrios.
La Isla de la Juventud ha tenido históricamente un suministro eléctrico más estable que otras provincias, debido a su menor tamaño y autonomía energética parcial.
Sin embargo, en las últimas semanas se ha sumado a la ola de apagones que afecta a todo el país, producto de la crisis energética nacional.
Las protestas simbólicas en forma de carteles reflejan el creciente malestar entre la población, en un contexto de dificultades económicas, escasez de productos básicos y restricciones en los servicios esenciales.