Lo que alguna vez fue uno de los centros de atención materna más respetados de La Habana, hoy se ha convertido en símbolo de decadencia e impunidad. El Hospital Ginecobstétrico "Ramón González Coro", anteriormente conocido como Sagrado Corazón, fue durante décadas un emblema de la medicina cubana en la atención a la mujer embarazada.
Situado en el corazón del Vedado, su reputación como hospital materno insignia era reconocida por generaciones de habaneros. Pero hoy, ese prestigio ha sido pisoteado por una red de corrupción interna que está destruyendo lo poco que queda del sistema de salud pública.
Según una denuncia recibida por La Tijera News, la jefa de almacén Yudith Plá y la dietista Osmari Calá estarían al frente de un sistema de robo, manipulación y desvío de alimentos destinados a pacientes y trabajadores.
Mientras al hospital llegan suministros como carne de res, leche, frutas, vegetales, aceite y jamón, la mayoría de estos productos jamás llega al comedor general. En su lugar, se cocina un menú miserable compuesto por picadillo de tercera y masas de hamburguesa recicladas. Lo que se escribe en los papeles y lo que se sirve en las bandejas no tienen ninguna relación.
La leche destinada a las pacientes embarazadas y lactantes —en teoría esencial para su recuperación— es reducida hasta parecer agua sucia, “bautizada” para que rinda más, luego de que una parte considerable es robada y vendida. Este acto inhumano pone en riesgo a madres y recién nacidos, a cambio del enriquecimiento de unas pocas manos dentro del propio hospital.
El contraste entre el sufrimiento general y los privilegios de unos pocos es grotesco: los directivos tienen su propio comedor privado donde se sirven platos abundantes, mientras el resto del personal y las pacientes sobreviven con un “sancocho” sin nutrientes. Algunos médicos del internado reciben, de forma excepcional, pequeñas porciones de carne o pescado, como parte de una estrategia de silencio y complacencia.
Quienes trabajan allí callan por miedo, pero el hambre y la injusticia ya no pueden esconderse. Basta con que una comisión independiente recorra las cocinas y hable con el personal para confirmar esta denuncia.
El antiguo Sagrado Corazón, que una vez fue símbolo de vida y esperanza para miles de mujeres cubanas, hoy late con desesperanza y vergüenza. ¿Hasta cuándo permitirá la sociedad cubana que hospitales maternales se conviertan en centros de saqueo, y que el hambre se imponga incluso donde debería reinar la vida?
El dólar sigue en ascenso en Cuba: recorta diferencia con el euro en el mercado informal
Hace 1 hora