Un nuevo caso de robo de combustible ha sacudido a la capital cubana. El hecho ocurrió el pasado 30 de septiembre en la terminal de ómnibus de San Agustín, en el municipio de La Lisa, donde se desviaron cientos de litros de diésel en plena noche, según confirmó el medio estatal Cubadebate.
Las primeras investigaciones señalan al pistero de turno como responsable directo, tras descargar sin autorización varias tarjetas de combustible de la Empresa Provincial de Transporte de La Habana. Esto permitió abastecer vehículos no autorizados en el Punto de Abastecimiento de Combustible (PAC), gestionado por CIMEX dentro del propio paradero.
El impacto recae directamente sobre dos servicios esenciales: el transporte urbano y la recogida de desechos sólidos. En un escenario ya marcado por la escasez de combustible y la drástica reducción de ómnibus en circulación, este desvío agrava la crisis que enfrentan los habaneros.
Un operativo conjunto entre el Ministerio del Interior (MININT) y órganos de control de la capital permitió detectar la operación irregular y abrir un proceso investigativo para determinar la magnitud del robo e identificar a todos los implicados.
La Dirección de Transporte de La Habana calificó el hecho como un “delito grave” y aseguró que se actuará “enérgicamente” contra los responsables.
Más allá del caso puntual, la reiteración de este tipo de actos en puntos estratégicos del sistema evidencia fallas estructurales de control interno y la posible existencia de redes de corrupción persistentes. En medio de una crisis energética nacional, el robo de combustible no solo vulnera a las instituciones, sino que constituye una afrenta directa a la población.