Corralillo, municipio villaclareño, llora a Rogelito, un niño de apenas 15 años víctima de una agresión que nadie debería sufrir. Una puñalada en la ingle terminó con su vida, dejando un vacío enorme en su familia, amigos y toda la comunidad.
Lo más doloroso no es solo la muerte, sino que detrás de este acto hay preguntas que aún no encuentran respuesta: ¿por qué un chico tan joven fue atacado de esta manera?
En las redes, muchos señalan que la violencia juvenil en Cuba ha ido en aumento y casos como el de Rogelito, antes aislados, ahora se repiten con mayor frecuenciaamén de la impunidad que parece alentar estos crímenes.
Personas cercanas al joven mencionan que él era un niño del pueblo, “empezando a vivir”, sin enemistades graves ni vínculos con conflictos mayores. Su asesinato refleja, para muchos, un patrón de agresiones que no siempre se esclarece con rapidez, generando dolor y desconfianza en la justicia.
El contraste con otros casos recientes, como el del policía conocido por Cal Viva, donde el responsable fue capturado rápidamente, hace que la espera por justicia en el caso de Rogelito sea aún más frustrante.
Las redes se llenan de comentarios de indignación: familiares y vecinos piden que el asesino sea detenido y condenado con la máxima severidad, mientras otros destacan posibles fallas en la investigación y la lentitud de las autoridades.
Más allá de la política y los rumores, esta historia nos enfrenta a una pregunta esencial: ¿qué está fallando en nuestra sociedad cuando un niño puede perder la vida así, tan temprano, sin motivos claros?
Rogelito no era un delincuente ni formaba parte de conflictos peligrosos; simplemente era un adolescente, con sueños y una vida por delante, arrebatada por un instante de violencia.
Hoy, al recordar a Rogelito, debemos reflexionar sobre la responsabilidad colectiva de proteger a nuestros niños y jóvenes. Cada acto de agresión no resuelto deja un mensaje devastador: que la vida de un niño puede perderse sin que se haga justicia a tiempo.
Corralillo y toda Cuba necesitan respuestas y justicia, para que esta tragedia no quede en el olvido y para que ningún otro Rogelito tenga que ser una estadística más.
EPD, pequeño. Tu memoria exige justicia, conciencia y un cambio real en nuestra sociedad.
Del perfil de Díaz Canel Sin Gao
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