El cierre parcial del gobierno federal en Estados Unidos, provocado por la falta de acuerdo presupuestario en el Congreso, mantiene en alerta a millones de ciudadanos. En Miami, donde el aeropuerto internacional constituye un punto clave de tránsito, las miradas se centran en si la parálisis afectará las operaciones aéreas.
Hasta ahora, las autoridades del Aeropuerto Internacional de Miami han confirmado que los vuelos continúan sin contratiempos, aunque reconocen que el panorama puede complicarse si el cierre se prolonga. El miércoles la terminal lucía despejada, pero entre los pasajeros predominaba la incertidumbre.
“Uno escucha que muchos trabajadores federales podrían no volver después de esta crisis, y eso nos preocupa como viajeros”, comentó un pasajero entrevistado en la terminal aérea.
Uno de los sectores más golpeados por esta situación es el de los empleados federales. Los controladores aéreos, oficiales de seguridad y personal de la TSA deben continuar trabajando, pero sin percibir su salario hasta que se resuelva la crisis presupuestaria. La agencia de seguridad en aeropuertos reconoció que alrededor de 4,000 empleados han sido enviados a suspensiones temporales y que pueden generarse retrasos en las filas de control.
A pesar de ello, los responsables del aeropuerto insisten en que los servicios esenciales están garantizados.
No todo se detiene. La Administración del Seguro Social confirmó que los pagos de jubilaciones y beneficios por discapacidad se realizarán con normalidad. El servicio postal también mantiene sus operaciones.
En cambio, otras agencias han paralizado la actualización de información en sus plataformas digitales, como la Guardia Costera o la Administración Oceánica y Atmosférica. La Casa Blanca advirtió, además, que habrá recortes de personal, lo que podría traducirse en miles de despidos temporales.
Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, señaló que la Oficina de Administración y Presupuesto trabaja con cada organismo para identificar los ajustes necesarios: “Es inevitable que algunos empleados sean despedidos mientras dure el cierre”, afirmó.
El economista Tulio Rodríguez explicó que más de 2 millones de empleados y contratistas federales quedan sin salario, lo que reduce el consumo privado y afecta la actividad económica en diversos sectores. “La gente se priva de gastar cuando no tiene certeza de sus ingresos, y eso genera un efecto dominó en comercios, transporte y turismo”, apuntó.
Mientras tanto, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) aclaró que no habrá cambios en la aplicación de leyes migratorias ni en la vigilancia de las fronteras, una señal de que en áreas sensibles la operación seguirá sin alteraciones.
El cierre se mantendrá al menos hasta el próximo viernes, cuando el Senado retome sesiones para intentar destrabar el presupuesto. Hasta entonces, la ciudadanía deberá convivir con un escenario de incertidumbre en el que la estabilidad laboral y los servicios públicos esenciales están en juego.
Fuente: Univisión Miami
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