La cúpula del Ejército Popular de Liberación (EPL) atraviesa una crisis sin precedentes marcada por destituciones, desapariciones y rumores que han generado incertidumbre sobre la estabilidad del aparato militar bajo el liderazgo de Xi Jinping. Este escenario ocurre en vísperas de una cita clave: el cuarto pleno del 20º Comité Central del Partido Comunista Chino, programado del 20 al 23 de octubre en Beijing, con la presencia de unos 200 altos cuadros políticos.
En los últimos meses, la ausencia de varios generales y oficiales de alto rango, algunos de ellos considerados colaboradores cercanos de Xi, ha alimentado un clima de especulaciones. Muchos de estos mandos forman parte del actual Comité Central, pero no estarán presentes en el próximo encuentro, una ausencia que coincide con destituciones oficiales anunciadas recientemente.
El nombre más sonado en esta crisis es el de Wang Chunning, comandante de la Fuerza de Policía Armada del Pueblo (PAPF). Desde enero, su paradero había sido objeto de debate en redes sociales, con publicaciones virales preguntando “¿Dónde está el comandante de la Fuerza de Policía Armada del Pueblo de nuestro país?”. A pesar de la estricta censura habitual, esos textos no fueron eliminados, lo que intensificó la sensación de misterio.
La confirmación oficial llegó el 12 de septiembre, cuando el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional anunció la destitución de cuatro altos mandos militares, entre ellos Wang, como diputados. Con 62 años, era el de mayor rango en la lista de expulsados. Su salida fue comunicada pocos días después de un gran desfile militar en Beijing que conmemoraba el 80º aniversario de la victoria china en la guerra contra Japón y en la Segunda Guerra Mundial.
Wang había sido una de las figuras en las que Xi depositó confianza para reforzar la seguridad interna del país. Como comandante de la PAPF, institución clave bajo control de la Comisión Militar Central, estaba al frente de la seguridad nacional y de operaciones estratégicas como el control de la Guardia Costera. Esta última, bajo supervisión de la PAPF, ha protagonizado incidentes en aguas disputadas con Japón y Filipinas.
Antes de ese cargo, Wang dirigió la Guarnición de Beijing, responsable de la defensa de la capital. En 2020 fue ascendido a general y en agosto de 2024 apareció públicamente en un foro internacional sobre lucha antiterrorista. Desde entonces, no volvió a ser visto.
La situación de Wang no es un caso aislado. En noviembre del año anterior, el almirante Miao Hua, miembro de la Comisión Militar Central y director del Departamento de Trabajo Político, fue apartado de manera repentina por “graves violaciones disciplinarias”. Su salida también sorprendió, ya que se le consideraba una figura de peso en el círculo militar más próximo a Xi Jinping.
La reiteración de estas desapariciones y destituciones dentro de la élite castrense sugiere una pugna interna que trasciende simples ajustes disciplinarios. El hecho de que muchos de los sancionados sean oficiales identificados como leales al presidente chino indica que las tensiones alcanzan incluso al núcleo más cercano del poder.
La crisis militar coincide con un momento de especial sensibilidad política. El próximo pleno del Comité Central será un espacio en el que se esperan definiciones clave para la agenda de Xi Jinping, quien busca consolidar aún más su control tanto en el Partido como en el Ejército.
Sin embargo, la sucesión de casos de corrupción, desapariciones y destituciones pone en evidencia que, pese a la concentración de poder de Xi, persisten focos de inestabilidad dentro del aparato militar. Este escenario plantea interrogantes sobre la cohesión de las Fuerzas Armadas y la capacidad del líder chino para mantener el control absoluto sobre una institución clave para la estabilidad del régimen.
(Con información de Infobae)
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