Contra todo pronóstico, la selección Sub-20 de Cuba mantiene con vida sus aspiraciones en el Mundial que se disputa en Chile. Después de caer 1-3 en el debut frente a Argentina, el empate 2-2 ante Italia no solo supuso un punto histórico —el primero de la isla frente a una potencia europea en esta categoría—, sino que también encendió la ilusión de clasificar a los octavos de final.
El sistema de competencia, una oportunidad abierta
El torneo reúne a 24 equipos en seis grupos. A la segunda fase avanzan los dos primeros de cada llave, más los cuatro mejores terceros. Con apenas un punto, Cuba sigue en el fondo, pero el sistema le da margen: una victoria frente a Australia en la última jornada significaría alcanzar los 4 puntos, cifra que en ediciones anteriores casi siempre garantizó avanzar como mejor tercero.
El panorama contrario es sombrío. Un empate dejaría al equipo con solo 2 puntos y prácticamente eliminado; una derrota confirmaría el adiós. En resumen: ganar o despedirse.
El grupo y lo que viene
Argentina lidera el sector con paso firme y todo indica que Italia será su acompañante directo a la siguiente ronda. Para Cuba, el duelo ante Australia se convierte en una final adelantada: quien salga airoso tendrá boleto abierto a la esperanza, y el derrotado se irá temprano a casa.
La mirada internacional
La prensa extranjera no pasó por alto el empate cubano ante Italia. La FIFA lo describió como un momento histórico, mientras diarios europeos resaltaron la capacidad de resistencia de un equipo que reaccionó tras un debut flojo. En Estados Unidos se habló incluso de “sorpresa agradable”, destacando el temple mostrado en un escenario de máxima exigencia.
Los análisis coinciden: si Cuba quiere dar el golpe, deberá corregir los descuidos defensivos y mostrar eficacia frente al arco rival. De lo contrario, el sueño quedará en un capítulo anecdótico.
Conclusión
Cuba se ha ganado un lugar en la conversación mundialista. No es candidata, ni mucho menos favorita, pero el empate ante Italia demostró que el fútbol cubano aún tiene aliento para rebelarse contra la historia. El partido frente a Australia dirá si esta gesta se queda en un destello o si, de una vez, la isla rompe su techo en el fútbol juvenil.
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