El huracán Melissa golpeó con fuerza el oriente de Cuba, dejando a su paso devastación, viviendas destruidas y más de un millón de personas afectadas. A tres días de la tragedia, los rescates continúan en localidades aisladas, pero la falta de transparencia en la entrega de ayuda genera preocupación entre ciudadanos y organizaciones internacionales.
China y Venezuela se apresuraron a enviar cargamentos de asistencia. La Cruz Roja China despachó mil kits familiares preposicionados en La Habana antes del huracán, con alimentos, utensilios esenciales, abrigo y artículos de higiene, que ahora se distribuyen en las zonas más golpeadas junto a la Cruz Roja Cubana y autoridades locales.
Venezuela envió más de 46 toneladas de insumos, incluyendo alimentos, medicinas y materiales de construcción; un nuevo envío de más de 3.000 toneladas se prepara para llegar a la Isla.
La ayuda internacional también viene de agencias de la ONU y la cooperación humanitaria. UNICEF entregó kits de higiene, plantas potabilizadoras y material educativo para niños y adolescentes, mientras Noruega adelantó 400.000 dólares como apoyo preventivo desde el Fondo Central de Respuesta a Emergencias de la ONU.
Sin embargo, la población cuestiona cómo se distribuyen estos recursos y demanda mecanismos de control para asegurar que lleguen a los más necesitados.
En paralelo, la comunidad cubana en Miami lanzó la campaña “Ayuda para el Oriente de Cuba”, destinada a enviar alimentos, medicinas y ropa directamente a las provincias afectadas —Santiago de Cuba, Holguín, Granma y Guantánamo— sin intermediarios del gobierno. Cáritas también moviliza recursos nacionales e internacionales, reforzando la importancia de canales independientes y confiables.
Estados Unidos ofreció asistencia humanitaria, pero es probable que el régimen cubano la rechace si no puede controlar la entrega de los recursos. Mientras tanto, los ciudadanos enfrentan la cruda realidad: falta de agua, electricidad intermitente y hogares destruidos. El debate en redes refleja el hartazgo de la población y la necesidad urgente de mecanismos transparentes para que la ayuda llegue a quienes realmente la necesitan.
Melissa no solo expuso la fuerza de la naturaleza, sino también la fragilidad de un sistema que centraliza toda la ayuda. Entre rescates, donaciones y campañas solidarias, la pregunta sigue siendo: ¿quién realmente llega primero al pueblo cubano en medio de la catástrofe?
Fuente: Periódico Cubano
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