Una joven cubana, identificada como Dayanis, relató el infierno que vivió tras ser secuestrada en Tapachula, Chiapas, mientras intentaba cumplir el sueño de llegar a Estados Unidos. La historia, compartida por "Diario del Sur", expone los peligros que enfrentan los migrantes durante su travesía.
Dayanis salió de La Habana con la esperanza de encontrar un futuro mejor. Vendió sus bienes y contrató servicios de traslado que la llevaron por vía terrestre desde Guyana hasta Nicaragua, y posteriormente a Guatemala. Según narró, los "coyotes" que facilitaban el viaje comenzaron a mostrar un trato hostil. "Nos encerraron en una casa de seguridad, nos daban poca comida y estaban armados. Las madres del grupo apenas levantaban la cabeza", recordó.
El cruce hacia México ocurrió durante la madrugada. Dayanis y otros migrantes fueron obligados a abordar balsas improvisadas que atravesaban el río Suchiate. Una vez en territorio mexicano, los llevaron a un refugio controlado por una célula delictiva. "Nos pusieron un sello temporal en el brazo, un águila negra que parecía un escudo", explicó.
Instalada en Tapachula, Dayanis pensó que su calvario había terminado. Alquiló una vivienda en la colonia Montenegro y encontró trabajo como cocinera por 100 pesos diarios. Sin embargo, el peligro continuaba presente. "Corría el rumor de una camioneta blanca con hombres armados que tenía en jaque a la ciudad. Salía del trabajo directo a casa", contó.
El secuestro ocurrió una noche a la 1:00 a.m. cuando hombres armados irrumpieron en su hogar. La obligaron a subir a un vehículo, le vendaron los ojos y la llevaron a un rancho conocido como La Gallera. "Nos tenían atados, tirados en el suelo y sin comida. Nos amenazaban con cortarnos las manos y piernas si nuestras familias no pagaban el rescate", relató.
Dayanis logró comunicarse con una prima, quien reunió los 10 mil dólares exigidos por los captores. Después de 15 días de cautiverio, fue liberada y abandonada en una zona boscosa. "Me arrojaron como si fuera un perro. Caminé hasta que una mujer me ayudó y pude llamar a mi familia", dijo.
A pesar del trauma, Dayanis decidió no denunciar el hecho. "¿Para qué? Las mismas autoridades están coludidas. Muchos migrantes no sobreviven porque no pueden pagar los rescates. Todo lo hacemos por buscar una mejor vida", concluyó.
La experiencia de Dayanis, compartida por "Diario del Sur", refleja la cruda realidad que viven miles de migrantes en su intento por alcanzar seguridad y prosperidad lejos de sus países de origen.
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