Un empresario de Camagüey se encuentra en estado crítico después de sufrir un infarto cerebral al presenciar el decomiso de un contenedor con cajas de pollo, una situación que ha generado indignación en redes sociales. La información fue reportada por la página de Facebook "Accidentes y asesinatos por toda Cuba".
El incidente ocurrió en el municipio de Florida, cuando autoridades locales confiscaron la mercancía bajo argumentos aún no esclarecidos. Según la denuncia, el contenedor representaba una parte significativa de la inversión del emprendedor, quien al presenciar las pérdidas económicas sufrió una grave crisis de salud y tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital.
El decomiso de productos esenciales, como el pollo, se ha convertido en una práctica recurrente en Cuba. Las autoridades suelen justificar estas acciones alegando supuestos incumplimientos regulatorios o por considerar las operaciones contrarias a las políticas económicas del régimen. Sin embargo, para los pequeños empresarios, estas intervenciones representan un golpe devastador, tanto financiero como personal.
Las Mipymes, creadas como parte de una supuesta “modernización” económica, continúan operando en un entorno lleno de trabas. La falta de acceso a insumos, los precios exorbitantes y las intervenciones arbitrarias generan un panorama desalentador para quienes intentan emprender fuera del control estatal.
“Estas son las consecuencias de trabajar en un país donde no se respetan las inversiones ni los derechos de los emprendedores”, comentó un usuario en la publicación original.
Este caso no es aislado. Desde su surgimiento, las micro, pequeñas y medianas empresas en Cuba han enfrentado múltiples obstáculos. Si bien fueron anunciadas como un respiro para la economía nacional, los emprendedores deben sortear una maraña de regulaciones ambiguas y enfrentar la constante amenaza de decomisos, que en muchas ocasiones carecen de transparencia.
La denuncia en redes sociales ha despertado reacciones de frustración entre los cubanos, quienes critican la falta de garantías para el sector privado. “Es imposible avanzar cuando el Estado decide qué puedes vender y cuándo te lo puede quitar”, expresó un usuario indignado.
El caso del empresario de Florida refleja los riesgos emocionales y físicos de emprender en un sistema que desconfía del sector privado. Mientras las grandes estructuras vinculadas al poder continúan operando sin control, los pequeños negocios enfrentan la constante amenaza de ser despojados de sus inversiones.
Mientras el dueño de la Mipyme lucha por su vida en un hospital de Camagüey, su historia pone nuevamente en el centro del debate las dificultades de prosperar en Cuba sin tener vínculos con la cúpula gubernamental.
“Si no estás conectado, emprender en este país es como caminar sobre un campo minado”, comentó otro usuario.
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