En el poblado de Pinar del Río, Lázaro Iglesias Valdés descendió a un pozo de 25 metros con la intención de limpiarlo. Sin embargo, la falta de oxígeno en las profundidades lo dejó desorientado y finalmente perdió la consciencia.
Sus compañeros, al notar la situación crítica, solicitaron ayuda a los servicios médicos locales. Sin los medios ni el entrenamiento necesario para efectuar el rescate, decidieron llamar a las Tropas Guardafronteras del MININT Cuba.
Entre los rescatistas estaba el joven soldado Abel Martínez Fiallo, del grupo de destino especial. Consciente del peligro inminente para Lázaro, que enfrentaba la falta de oxígeno y la hipotermia, Martínez Fiallo decidió actuar rápidamente. Amarrado a una cuerda, descendió al fondo del pozo estrecho y, enfrentándose a la escasez de oxígeno, aseguró a Lázaro y dio la señal para ser izados.
Una vez en la superficie, Lázaro fue trasladado de inmediato a la posta médica local. Allí, el doctor Arian Arturo Izquierdo y su equipo le brindaron los primeros auxilios, estabilizando sus signos vitales. También realizaron exámenes al soldado Martínez Fiallo para asegurarse de su estado.
Lázaro fue posteriormente llevado al Policlínico Principal de Urgencias de Mantua, donde se recupera favorablemente.
Abel Martínez Fiallo no se considera un héroe, diciendo simplemente: "Hice lo que tenía que hacer en esas circunstancias, de lo contrario un hombre, un padre de familia, hubiese fallecido", su modesta actitud se corresponde con el profundo agradecimiento de la comunidad.
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