El gobierno cubano reconoció que los planes económicos implementados durante el último año no lograron los resultados esperados. En respuesta, anunció una futura flexibilización de las tasas de cambio basadas en la oferta y la demanda, aunque sin detallar fechas ni mecanismos concretos.
El primer ministro Manuel Marrero explicó que los bancos comenzarán a operar con tasas de cambio variables, buscando atraer a los ciudadanos para que vendan divisas al sistema oficial en lugar del mercado informal. "Se busca confianza y competitividad", afirmó Marrero, sin especificar cuándo se implementará la medida.
Durante la última sesión plenaria de 2024 de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Marrero admitió que no se avanzó lo necesario en resolver las demandas de la población. La crisis económica, agravada desde 2020 por la pandemia, una fallida reforma monetaria y el endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos, ha generado inflación, escasez y un mercado negro en auge.
El desabastecimiento de productos básicos, los apagones, las largas filas para conseguir combustible y los problemas de transporte son parte de la realidad cotidiana. Mientras tanto, los precios en el mercado informal siguen disparados. Un cartón de huevos, por ejemplo, cuesta hasta 3,400 pesos cubanos (unos 9 dólares al cambio no oficial), lo que equivale a la mitad del salario de un médico.
La tasa oficial de cambio, de 24 pesos por dólar para empresas y 120 pesos para ciudadanos, es prácticamente inoperante, ya que la mayoría prefiere recurrir al mercado informal, donde el dólar se cotiza a 325 pesos.
La crisis ha provocado una migración sin precedentes. En los últimos tres años, alrededor de 600,000 cubanos fueron interceptados en fronteras estadounidenses, reflejando la desesperación de la población.
El turismo, uno de los sectores estratégicos de la economía, tampoco logró recuperarse. En 2024, Cuba recibió solo 2.2 millones de visitantes, muy por debajo de los 3 millones previstos y lejos de los 4.3 millones alcanzados en 2019.
El modelo centralizado y monopolizado del Estado, que ha caracterizado la economía cubana por décadas, enfrenta crecientes desafíos. Aunque se han hecho tímidos intentos de apertura hacia el sector privado, las autoridades aún estigmatizan la oferta y la demanda como elementos ajenos al sistema socialista.
El gobierno cubano, mientras promete nuevas medidas, enfrenta un panorama complejo, con indicadores económicos que siguen en caída y una población cada vez más insatisfecha con las condiciones de vida en la isla.
(Con información de AP)
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