Una joven de 15 años en Mississippi fue condenada a cadena perpetua tras ser declarada culpable del asesinato de su madre y el intento de homicidio de su padrastro. Carly Madison Gregg, quien tenía 14 años al momento del crimen, fue sentenciada también a 10 años adicionales por manipulación de pruebas.
El caso, que conmocionó a la comunidad, surgió cuando Gregg disparó a su madre, Ashley Smyle, con un revólver .357 Magnum. Las imágenes de seguridad mostraron a la joven entrando a una habitación y disparando tres veces, acabando con la vida de su madre. Posteriormente, intentó matar a su padrastro.
Antes de la sentencia, la fiscalía solicitó cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, argumentando la falta de remordimiento por parte de Gregg y asegurando que no presentaba problemas graves de salud mental. La defensa, sin embargo, afirmó que la menor estaba atravesando una crisis psicológica, agravada por cambios en su medicación antidepresiva.
Los abogados defensores señalaron que poco antes del incidente, Gregg había tenido una consulta en la que le ajustaron la dosis de Zoloft y le recetaron Lexapro, lo que podría haber afectado su comportamiento. También se mencionó en el juicio que la adolescente había reportado pensamientos perturbadores y dificultades para manejar su ira.
La fiscalía había ofrecido un acuerdo de culpabilidad que habría resultado en una pena de 40 años, pero fue rechazado por la defensa. Al escuchar la sentencia, Gregg rompió en llanto en la corte.
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