Matanzas vuelve a ser escenario de agresiones contra el arte urbano. La instalación “Casa”, ubicada en la Plaza de la Vigía y creada por los artistas Rubier Bernabeu y Wendy Lora, apareció recientemente vandalizada, según reportó el diario estatal Girón. La obra, compuesta por pirámides de canto apiladas, amaneció cubierta con inscripciones, símbolos como una esvástica y la “A” de la anarquía, insultos personales y garabatos inspirados en series de manga. Además, varias piezas menores fueron derribadas y dañadas al caer sobre los adoquines.
Bernabeu calificó el hecho con una sola palabra: “Vandalismo”. La instalación había sido concebida como metáfora de hogares construidos sobre cimientos sólidos y la solidaridad entre vecinos, un mensaje que quedó desvirtuado por los ataques. No es un caso aislado: otras intervenciones urbanas en Matanzas han sufrido daños similares, como las escaleras de la calle Narváez de los mismos autores, la instalación de cráneos de res del fallecido Agustín Drake, o la Virgen de la Caridad de Adrián Gómez Sancho, fracturada en el centro histórico.
Artistas locales, como Osmany Betancourt Falcón, han denunciado la pérdida y el deterioro de sus obras: bancos, figuras humanas y esculturas fueron rayadas, derribadas o destruidas. Señalan además que muchos materiales son importados y costosos, difíciles de reemplazar en el contexto actual.
Los creadores denuncian un “canibalismo cívico” y reclaman mayor vigilancia y políticas de preservación por parte de las autoridades, especialmente para obras ubicadas en puntos céntricos. Subrayan que cuidar el arte público no solo significa proteger objetos, sino preservar símbolos culturales que refuerzan la convivencia y la esperanza de la comunidad.
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