Ulises Toirac volvió a agitar las redes con una propuesta tan absurda como elocuente: la creación del “pesolar”, una moneda inventada con la que ridiculiza el caos de precios, pagos y divisas en Cuba, reavivado tras recientes declaraciones oficiales sobre el uso del dólar en el mercado interno.
En una publicación en Facebook, el comediante reaccionó al revuelo generado por la Mesa Redonda transmitida este jueves, donde el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, habló del “increíble precio de la cerveza” y de “el ʻhallazgoʼ de que un turista pueda comprar en un restaurante con dólares”.
A partir de ese contexto, Toirac planteó —siempre desde la ironía— cerrar el capítulo de las monedas actuales: prescindir del peso cubano, al que definió como “una moneda nacional que no vale en la nación”, y también del dólar, que no es nacional “aunque quieran nacionalizarlo a la fuerza”.
“Les presento el pesolar”, escribió, junto a una imagen caricaturesca de un billete de 100 dólares en el que su rostro sustituye al de Benjamin Franklin, reforzando el tono burlesco de una crítica que apunta directo al desconcierto cotidiano.
La ocurrencia desencadenó una avalancha de comentarios en la misma línea: usuarios inventaron variantes del nombre, bromearon con su supuesto valor “patrimonial” y aprovecharon para ironizar sobre lo que consideran una lectura económica superficial por parte de las autoridades. No faltaron quienes imaginaron que con el “pesolar” por fin sería posible comprar paneles solares, baterías portátiles o darse vacaciones en hoteles de lujo, exageraciones que subrayan —en clave de chiste— la distancia entre el discurso oficial y la experiencia diaria.
El post circula en un contexto donde el Gobierno ha defendido en televisión un nuevo esquema para gestionar divisas, presentado como una vía para llevar dólares al presupuesto estatal sin “dolarizar” la economía. Para muchos cubanos, sin embargo, ese argumento solo confirma una realidad ya instalada: la convivencia desordenada de varias monedas, tasas de cambio poco creíbles y un peso cada vez más depreciado.
En paralelo, la víspera se anunció otro paso en la legalización de transacciones internas en dólares y otras divisas, con la promulgación del Decreto-Ley 113/2025 y resoluciones complementarias del Ministerio de Economía y Planificación (MEP) y el Banco Central de Cuba (BCC). Según la explicación oficial, el sistema busca ordenar y regular operaciones en moneda extranjera, reforzar su control y definir formas lícitas de acceso a divisas, además de incrementar ingresos mediante exportaciones e inversión extranjera y mejorar su gestión en la economía.
El paquete normativo contempla, además, la posibilidad de que actores no estatales abran cuentas bancarias en divisas para importar, pagar servicios, extraer efectivo y realizar transferencias. En ese universo se incluyen mipymes, cooperativas, trabajadores por cuenta propia, artistas, creadores, productores agropecuarios y personas naturales con tarjetas magnéticas y acceso a fondos del exterior.
No obstante, el texto que circula sobre el tema sostiene que el contenido del decreto ley 113 mantiene una línea muy similar a políticas asociadas al exministro Alejandro Gil Fernández, señalado como “recientemente juzgado por corrupción y espionaje”. En esa lectura, ambos modelos comparten discurso, enfoque centralizado y efectos de desigualdad y control estatal sobre las divisas.
Con su “pesolar”, Toirac volvió a ponerle humor a un asunto que para gran parte de la población no tiene nada de gracioso: la precariedad diaria y las contradicciones de una economía donde, cada vez más, el chiste se escribe solo.
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