A pesar de las secuelas físicas que aún la acompañan en la vida diaria, Mailén Díaz Almaguer —única sobreviviente del accidente aéreo ocurrido en La Habana en mayo de 2018— volvió a pronunciarse en redes sociales con una reflexión íntima que, esta vez, trascendió lo personal y tocó fibras colectivas.
En un mensaje publicado en Facebook, la joven relató un momento de oración marcado por el malestar y por una mirada preocupada hacia la realidad nacional. “Hoy, mientras oraba y clamaba a Dios, sin sentirme muy bien por algunas situaciones de salud de las cuales sufro frecuentemente, también oraba por Cuba”, escribió, dejando claro que su experiencia individual convive con el peso emocional de lo que percibe en el país.
Su texto se movió rápidamente de la confesión personal a un llamado de sentido comunitario, con un énfasis abiertamente espiritual. “El Señor me recordaba que, entretanto Cuba se cae a pedazos y parece no haber esperanzas, todavía queda un remanente fiel cuyo deber es anunciar la salvación solo por medio de Jesucristo. Y que yo formo parte de este remanente”.
La publicación cerró con un gesto sencillo, pero cargado de simbolismo: recomponerse, arreglarse y compartir una imagen para transmitir ánimo. “Esto fue lo que me motivó a darme un baño, ponerme un poquito de maquillaje y hacerme una fotico alegre para decirte que: Jesús es el camino, la verdad y la vida, y que en Él hay perdón y salvación”, concluyó.
Han transcurrido más de siete años desde el siniestro del vuelo DMJ-972 de Cubana de Aviación, ocurrido el 18 de mayo de 2018, que dejó 112 muertos. Mailén tenía 19 años cuando sobrevivió, tras atravesar un proceso complejo de intervenciones médicas y rehabilitación, con pérdidas físicas severas y una realidad de movilidad limitada.
En los últimos tiempos, la joven ha compartido que atraviesa una nueva etapa: estudia Teología en el Seminario Metodista de La Habana. En septiembre, expresó el valor personal que le atribuye a ese paso: “Ha sido un gran privilegio comenzar la carrera de Licenciatura en Teología. ¡A Dios sea la gloria!”. Según ha contado, su decisión tiene un fundamento espiritual, alimentado también por palabras de acompañamiento recibidas de líderes religiosos.
A lo largo de estos años, Mailén ha descrito su supervivencia como “un milagro de Dios”. Sin embargo, también ha hablado sin rodeos de carencias y dificultades vinculadas a su atención y a la obtención de recursos médicos. En una directa, afirmó: “Yo no estoy viviendo la dulce vida, yo también paso trabajo como todo el mundo”. Y añadió: “No tengo que darle gracias a la salud cubana, sino a quienes han puesto su granito de arena para que yo esté bien”.
Esas declaraciones, en su momento, abrieron discusiones y posturas encontradas, pero también impulsaron gestos solidarios: muchas personas dentro y fuera de Cuba le hicieron llegar ayuda para continuar su tratamiento.
La publicación más reciente provocó una ola de reacciones en redes sociales, con numerosos mensajes de respaldo basados en la fe y la admiración. Entre los comentarios se leyeron frases como: “Eres un ejemplo del poder y la gloria de Dios, espero mejores pronto”; “Tienes toda la razón. Jesús, rey de reyes, pronto pondrá fin a tanto sufrimiento y dolor en este mundo”; “Dios te bendiga y favorezca en todas las áreas de tu vida. En el nombre de Jesús recibe sanidad por sus llagas. Amén”, “Así es hermana. Creemos que es cierto lo que dices. Dios te bendiga”.
Otros usuarios reforzaron la idea del acompañamiento espiritual colectivo, como en este mensaje: “Hay un pueblo de Dios doblando rodillas, dentro y fuera de Cuba, orando por Cuba y por fe sabemos que Él escucha las oraciones y el clamor de sus hijos”.
Junto a ese respaldo mayoritario, también aparecieron voces críticas que cuestionaron la ausencia de agradecimientos explícitos al sistema de salud. Un comentario señaló: “Te faltó decir que gracias a Dios y esta isla llamada Cuba hoy estás haciendo el cuento porque el Gobierno, los médicos y el pueblo hicieron todo porque siguieras con vida”. Otros insistieron en un “agradecimiento especial por esos médicos, personal de la Salud que hicieron tanto por salvarte la vida, a cambio de nada”.
Con todo, Mailén ha sostenido una línea constante: reconoce la ayuda recibida, pero coloca su fe como centro de su discurso y como motor para seguir adelante, incluso cuando el debate la rodea.
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