La reciente publicación de Cubadebate sobre el caso de un bebé nacido presuntamente con chikungunya en Matanzas acompañada de un reportaje que ensalza la actuación médica y muestra a la madre agradecida por “haber ganado la batalla” generó una reacción contundente por parte del doctor Lucio Enrique Nodarse, quien decidió responder directamente a la joven madre y, a la vez, cuestionar el enfoque propagandístico del régimen.
En su mensaje, Lucio habló sin filtros: “Tu bebé no debió haber nacido con esa mierda de enfermedad. Tú te enfermaste por el asco de país y de mierda del que estás rodeada”. El médico responsabilizó abiertamente al sistema cubano por las condiciones sanitarias que permiten la proliferación de enfermedades transmitidas por mosquitos, recordando que la población vive entre apagones, agua estancada, basura acumulada y una infraestructura ausente que impide controlar epidemias que hace años debieron estar erradicadas.
Lucio advierte que, aunque el hospital haya logrado estabilizar al bebé, la batalla real apenas comienza. Subraya que ni la madre ni el niño tienen garantía alguna de que el Estado los acompañará ahora que pasó el momento mediático: “Ellos te enfermaron, por lo tanto son responsables de TODO lo que pase contigo y con tu hijo”.
El médico recuerda duramente que la crianza en Cuba implica desafíos extremos: conseguir comida, bañarlo con agua limpia, protegerlo de los mosquitos, sobrellevar temperaturas sofocantes en medio de interminables apagones, y garantizar medicamentos que casi nunca aparecen en las farmacias. “A ver si ellos van a seguir ayudándote. Suerte con eso, mamá”, concluyó.
La respuesta de Lucio Enrique Nodarse pone en evidencia el contraste entre la realidad cotidiana de millones de cubanos y la narrativa oficial que intenta convertir cada emergencia en una victoria ideológica.
Mientras los medios estatales celebran “haber salvado una vida”, la denuncia del médico retrata el trasfondo crudo: un sistema incapaz de prevenir enfermedades, de proteger a las familias y de ofrecer condiciones mínimas para la salud pública.
Su mensaje ha resonado profundamente en redes, donde muchos ven en él lo que la prensa oficial nunca dirá: que detrás de cada historia “heroica” hay un país destruido, un pueblo exhausto y un régimen que sólo aparece cuando hay cámaras, pero desaparece en la vida diaria.
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