Los vecinos de Güines, en la provincia de Mayabeque, viven una situación crítica: más de un mes sin agua potable enciende todas las alarmas en la comunidad.
Julio César Rodríguez González, residente del municipio, denunció en redes sociales que dos de las cuatro turbinas encargadas de suministrar agua a la localidad están fuera de servicio, una desde octubre del año pasado y otra averiada hace aproximadamente un mes. A pesar de los intentos de reparación, ninguna de las turbinas ha vuelto a funcionar.
La falta de agua no solo afecta la vida cotidiana, sino que también genera preocupación por la salud pública. Los vecinos reportan que, en ocasiones, el agua que llega a los hogares tiene un fuerte olor a alcantarillado y presenta coloración oscura, lo que aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como cólera o hepatitis.
“Este no es un tema político, es una cuestión de derechos básicos”, subrayó Rodríguez González, insistiendo en que la población merece un acceso seguro y limpio al recurso vital.
El impacto recae especialmente en los sectores más vulnerables: niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas enfrentan la mayor amenaza. Mientras tanto, los responsables de las autoridades locales no ofrecen respuestas claras; llamadas y mensajes en grupos públicos quedan sin contestación, dejando a los vecinos en una creciente incertidumbre sobre la situación real del suministro.
La desesperación ha llevado a los residentes a organizar protestas pacíficas. El 19 de agosto, en el reparto Los Sitios de Centro Habana, vecinos bloquearon la calle Reina durante un apagón, utilizando cubos y recipientes vacíos para exigir agua potable.
La respuesta del gobierno fue enviar una pipa de agua como medida temporal, una acción que los propios habitantes consideran insuficiente frente a un problema estructural de larga duración.
Según el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, más de 860,000 cubanos sufren cortes prolongados de agua, especialmente en provincias orientales como Santiago de Cuba, Holguín y Ciego de Ávila. En La Habana, 248,000 habitantes enfrentan interrupciones frecuentes, concentradas en municipios como Cerro, Centro Habana, La Habana Vieja y Plaza de la Revolución.
Los vecinos de Güines exigen que el gobierno actúe de manera inmediata, reparando las turbinas, garantizando el acceso al agua potable y atendiendo los riesgos sanitarios que ya afectan a la comunidad.
Mientras tanto, la población sigue esperando respuestas concretas, con la esperanza de que sus derechos básicos de acceso al agua no sigan siendo ignorados.
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