En un movimiento que pocos habrían imaginado hace apenas unos meses, el presidente Donald Trump y el alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, protagonizaron una reunión en la Casa Blanca marcada por elogios mutuos, coincidencias políticas inesperadas y la promesa de trabajar juntos por el futuro de la ciudad.
Trump, quien durante la campaña calificó a Mamdani como un “lunático comunista”, cambió radicalmente el tono tras este primer encuentro presencial. Desde el Despacho Oval, aseguró haber conversado con “un hombre muy racional” y afirmó que se sentía sorprendido por “las muchas cosas en común” que descubrió durante la reunión.
Mamdani, por su parte, también dejó atrás la retórica de campaña —en la que llegó a llamar a Trump “déspota”— y describió el intercambio como “productivo” y centrado en la necesidad de “hacer de Nueva York una ciudad más asequible para todos”.
Trump no solo elogió al alcalde electo, sino que incluso afirmó que se sentiría cómodo viviendo nuevamente en Nueva York bajo la administración de Mamdani. “Coincidimos en muchos más puntos de los que hubiese imaginado”, dijo. Entre los temas discutidos estuvieron el precio de la vivienda, los costos de energía y la seguridad pública.
“Le apoyaré con todas mis fuerzas”, añadió el mandatario, quien aseguró que no existen “diferencias de partido” cuando se trata de mejorar Nueva York.
Ambos líderes resaltaron que la prioridad es aliviar el costo de vida, especialmente en materia de alquileres y servicios básicos. Trump destacó el interés de Mamdani por construir más viviendas, mientras que el alcalde electo insistió en que su objetivo es evitar que los neoyorquinos continúen abandonando la ciudad por motivos económicos.
En temas de seguridad, Trump aseguró estar complacido porque Mamdani mantendrá a Jessica Tisch al frente del Departamento de Policía. Aunque admitieron que no coinciden en todo, ambos defendieron la necesidad de reducir la delincuencia.
El gesto de Trump no pasó desapercibido. Sectores conservadores reaccionaron con molestia, interpretando el acercamiento como una concesión innecesaria a un alcalde progresista. Laura Loomer criticó duramente la cordialidad del encuentro, mientras que la representante republicana Elise Stefanik reiteró sus acusaciones contra Mamdani, a quien ha descrito como “yihadista”.
Trump rechazó esa etiqueta y defendió la legitimidad del alcalde electo, lo que generó aún más fricción con figuras clave de su propio partido.
Un detalle curioso contribuyó al ambiente distendido: un retrato del expresidente Franklin D. Roosevelt que ambos admiran. Esa coincidencia, según dijeron, abrió una conversación más personal sobre liderazgo y políticas públicas.
Aunque las diferencias ideológicas siguen siendo profundas, la reunión dejó claro que ambos están dispuestos a cooperar en asuntos esenciales para la ciudad. Mamdani lo resumió así: “Mi problema no es hablar con el presidente; mi problema es de qué hablamos”.
Trump, a su vez, concluyó: “Quiero que Nueva York sea grandiosa de nuevo. Si él puede lograrlo, lo apoyaré”.
Fuente: NBC News
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